No es fácil cambiar nuestro estilo de comunicación, sobre todo si estamos acostumbrados a expresarnos de forma pasiva o agresiva cuando nos relacionamos con los demás. Sin embargo, con un buen entrenamiento podemos aprender a ser personas más asertivas.


¿Qué es la asertividad?


La asertividad es una habilidad social que implica la capacidad de expresar nuestras opiniones, sentimientos y necesidades de una manera clara, directa y respetuosa, sin invadir los derechos de los demás ni ofender a nadie.


Comunicarnos de forma asertiva es importante porque nos permite establecer límites, defender nuestros derechos y tomar decisiones efectivas sin dañar nuestras relaciones interpersonales.


Cuando nos relacionamos asertivamente, nos sentimos más seguros y confiados, y somos más capaces de manejar los conflictos y desencuentros del día a día. Además, la comunicación asertiva nos permite hacernos respetar y facilita que otras personas tengan en cuenta y valoren nuestras opiniones y deseos.


Ahora bien, ¿cómo podemos aprender a ser personas más asertivas?


10 claves para comunicarse con asertividad


Comunicarnos con asertividad consiste en ser abiertos y sinceros sobre lo que queremos y necesitamos, sin dejar de tener en cuenta las necesidades y deseos de los demás. Ser asertivos implica expresarnos con confianza y seguridad, defender nuestro derecho a opinar y pensar de forma firme, justa y empática.


Conseguir esto no es fácil, pero ¿quien dijo que lo fuera? La buena noticia es que es posible entrenar el músculo de la asertividad.


Aquí tienes 10 claves que te ayudarán a comunicarte de forma asertiva:


Observa cómo te comunicas


Empieza por analizar tu manera de comunicarte. ¿Dices que sí a cosas cuando ya estás abrumado? ¿Expresas lo que piensas o te quedas callado? Antes de aprender a ser asertivo, necesitas conocer tu estilo de comunicación actual y la forma que tienes de expresar tus deseos y necesidades.


Conocerte bien a ti mismo es fundamental. Tienes que saber en qué crees y qué valoras antes de dar tu opinión. Además, es importante que reconozcas que mereces que te traten con dignidad y respeto. Esto te dará la confianza que necesitas para defenderte y dar la cara si la situación lo requiere.


Exprésate con frases que empiecen por “yo”


Cuando expreses tus necesidades y deseos debes hacerlo con confianza y seguridad. Trata de utilizar frases que empiecen por un “yo quiero”, “yo necesito” o “yo pienso que”. Un ejemplo de frase afirmativa puede ser: "No estoy de acuerdo" en lugar de "te equivocas" o “me gustaría que me ayudaras con esto” en vez de “tienes que hacerlo”.


Cuando pidas ayuda, no esperes a que alguien reconozca que la necesitas: ¡la gente no puede leerte la mente! En lugar de eso, identifica las cosas que quieres y establece objetivos para conseguirlas. Una vez hecho esto, podrás decir a los demás lo que realmente deseas con total confianza, sin sacrificar sus necesidades.


Aprende a decir “no”


Uno de los aspectos clave de la asertividad es la habilidad para decir que no. Puede que, en ocasiones, quieras complacer a los demás y aceptes lo que dicen. Pero decir "sí" a todo puede tener consecuencias negativas, como un aumento del estrés y la ansiedad.


Si te cuesta decir que no, prueba a decir: "no, ahora mismo no puedo hacer eso" o “no, disculpa, tal vez en otra ocasión”. Debes conocer cuáles son tus límites y hasta dónde puedes llegar para seguir gestionando las tareas con eficacia. También es importante que sepas cuándo se están intentando aprovechar de ti para pararle los pies a esa persona.


Ensaya y practica


Cuando estés entrenando la asertividad, es útil ensayar lo que quieres decir en una situación específica. Por ejemplo, si vas a pedir un aumento de sueldo a tu jefe, puedes ensayar diferentes escenarios para saber qué tienes que decir en función de lo que pueda responderte.


Una manera divertida y eficaz de practicar la asertividad es utilizar un espejo. Puedes ponerte frente a él y ensayar contigo mismo. También puedes pedir a alguien que te ayude a practicar lo que tienes que decir mediante ejercicios de role playing: la otra persona puede hacerse pasar por tu jefe mientras tú practicas la comunicación asertiva con distintas frases.


No olvides el lenguaje corporal


Cuando intentas ser más asertivo, no se trata solo de lo que expresas. Gran parte de la comunicación es no verbal y se apoya en el lenguaje corporal. Por este motivo, también debes prestar atención a elementos de tu cuerpo como la postura o la gestualidad.


Tienes que actuar con confianza, aunque no te sientas muy seguro de ti mismo. Tratar de mantener una postura erguida y establece siempre contacto visual con la otra persona. Procura mantener una expresión facial positiva o neutra, y asegúrate de no haber cruzado los brazos o las piernas.


Gestiona tus emociones


A la mayoría de las personas les resulta difícil hacer frente a un conflicto. Hay quien se enfada, se frustra o incluso se echa a llorar. Todas estas reacciones emocionales son naturales y no hay por qué preocuparse por ello.


Sin embargo, estos sentimientos pueden obstaculizar la resolución de conflictos. Cuando muestras demasiada reactividad emocional, puedes distraer a los demás de lo que estás intentando decir, y esto hace que sea más difícil que te entiendan. Así que si crees que te vas a emocionar demasiado en una situación específica, considera la posibilidad de esperar hasta que te hayas calmado, y mantén un tono de voz lo más uniforme y firme posible.


Ábrete a las críticas y los cumplidos


Otro aspecto importante de la asertividad es aceptar las críticas y los cumplidos. Debes estar abierto tanto a las críticas positivas como a las negativas. Cuando aceptes comentarios, responde de una forma amable, humilde y lo más positiva posible.


Si no estás de acuerdo con una crítica, tienes que estar preparado para explicar por qué no lo estás de una forma clara y concisa, sin ponerte a la defensiva ni enfadarte con tu interlocutor.


Asume que hay cosas que no puedes controlar


Una parte importante de la comunicación asertiva es reconocer que no puedes controlar a los demás. Esto significa que no tienes que responsabilizarte de cómo reacciona la gente a tu forma de opinar y de expresarte.


Por ejemplo, si alguien se enfada porque te muestras asertivo, no deberías reaccionar de la misma manera. Solo puedes controlar tu propia conducta, no la de los demás. Simplemente, mantén la calma, aunque las cosas se pongan tensas. Mientras no estés violando las necesidades de otra persona, tienes derecho a exponer las tuyas.


Comienza poco a poco


Empieza practicando tus habilidades de asertividad en situaciones de bajo riesgo. Por ejemplo, si se te presenta una situación con un amigo que requiere asertividad, trabaja primero en ser asertivo con él. Una vez que hayas practicado durante un tiempo, puedes pasar a otro tipo de situaciones, como el trabajo o las relaciones familiares.


Cada vez que entrenes tu asertividad, evalúa cómo lo has hecho y si te ha dado los resultados esperados, y busca formas de mejorar tu comunicación la próxima vez.


Revisa tus progresos


Cuando practiques tu asertividad, un aspecto importante es revisar tus progresos. En cada situación en la que hayas podido practicar, examínate a ti mismo. Hazte preguntas como: ¿he sido capaz de manejar correctamente la situación? ¿Qué hice bien? ¿Cómo podría mejorar la próxima vez?

Artículo redactado por:

unai aso poza

Unai Aso Poza

Redactor

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