Patricia San Valero
Psicóloga en Psyfeel
El autosabotaje es la práctica humana por la cual obstaculizamos o impedimos nosotros mismos la consecuencia de nuestras metas y objetivos. Esto, por supuesto, opera de forma inconsciente de tal manera que es posible que no nos demos cuenta de que estamos siendo el factor principal de nuestras desgracias.
Estas manipulaciones inconscientes surgen, sobre todo en puntos de inflexión de nuestra vida que implican muchos cambios y por ende muchos miedos e inseguridades.
Para que entiendas mejor como funciona este proceso te vamos a poner una serie de ejemplos muy comunes con los que te puedes sentir identificado:
Esto que puede parecer que nadie haría es una práctica muy común. Te esfuerzas y dedicas mucho trabajo y tiempo a conseguir un proyecto y en la parte final abandonas o dejas de invertir tantos recursos.
El motivo de este abandono es preservar nuestra autoestima: si no me esfuerzo en algo y finalmente no lo consigo no es que no sea capaz es que no lo he intentado. Para nuestro cerebro es más fácil procesar que no lo conseguimos porque no le pusimos las ganas suficientes que pensar que no lo conseguimos porque a pesar de esforzarnos no éramos capaces.
Esto no solo pasa con el trabajo puede ocurrir en una relación de pareja de la que empecemos a dudar justo de dar pasos importantes en común como la boda o la convivencia. Estas dudas que nos llevan a la huida evitan que nos enfrentemos al miedo de fracasar, no estar a la altura o a que nos hagan daño si nos mostramos vulnerables.
Las excusas tienen un objetivo claro: evitar exponernos a algo que nos asusta. A pesar de que aquello que nos da vértigo puede ser una gran oportunidad, el miedo opera desde el inconsciente para no permitir que nos pase algo malo.
Todos tenemos a ese amigo (y si no lo tenemos es que somos nosotros) que es muy perfeccionista. Ese perfeccionismo es un arma de doble filo ya que aunque parece una muy buena característica hace que la persona nunca este conforme y retrase el momento de mostrar su trabajo.
Las cosas habitualmente no son perfectas y eso no las convierte en un desastre o en un fracaso tal y como interpretan estas personas.
Si vamos dejando todo lo que debemos hacer para el ultimo momento lo más lógico es que las cosas no salgan como deberían. Sin embargo si no salen bien podemos escudarnos en el hecho de que fue la falta de tiempo el culpable de la baja calidad de nuestro trabajo o de que no fuésemos capaces.
Como has podido observar en los ejemplos son muchas las causas que median en estos comportamientos. Algunos de ellos son:
La baja autoestima va a hacer que pensemos que no somos capaces de conseguir lo que nos proponemos. Esto configura lo que se conoce como profecía autocumplida. Como comentamos de manera más exhaustiva en el artículo dedicado a estas, una profecía autocumplida o, también llamada autorrealizada, es una predicción que hace una persona y que inconscientemente provoca que finalmente se cumpla.
Este fenómeno se basa en la premisa pronunciada por Robert K. Merton de que “Si una situación es definida como real, esa situación tiene efectos reales”. Esto señala que los seres humanos no respondemos como tal a las situaciones, si no a la interpretación que hacemos de ellas provocando conductas de inciden de nuevo en la situación inicial.
Por lo tanto, si pensamos que no lo vamos a conseguir dejamos de consumir recursos y esfuerzos para hacer que ocurra haciendo que finalmente fracasemos. Este fracaso reafirma la idea inicial de que no podíamos conseguir el objetivo reforzando nuestra baja autoestima. Sin embargo este fracaso ha sido producido exclusivamente por nuestras creencias disfuncionales.
Como ya comentábamos en los ejemplos, los puntos de inflexión causan mucho vértigo y a veces es más cómodo no abordarlos, aunque no salir de nuestra zona de confort no sea lo mejor.
Para evitar estos cambios provocamos situaciones que impiden que nos desarrollemos como personas y que avancemos en nuestro camino.
Muchas personas interpretan los errores como fracasos, dándoles un cariz de catástrofe, cuando los errores son solamente los impulsores de nuestra mejora.
Evitar los errores no solo nos impide conocernos a nosotros en situaciones frustrantes sino que nos va a impedir en último término tener éxito ya que no nos vamos a exponer a situaciones difíciles donde podamos triunfar.
Si nos marcamos metas que no nos motivan lo más probable es que vayamos a abandonarlas a mitad de camino. Es imposible mantener el esfuerzo en el tiempo si no hay una motivación que nos empuje en los momentos complicados.
Muchas veces seguimos metas que no corresponden con lo que queremos para nosotros sino a las expectativas de nuestra familia o a lo que la sociedad espera de nosotros. Esto genera mucha desmotivación que acaba en abandono.
Como sabemos la ausencia de objetivos solo nos aboca a no saber a dónde vamos. Además, el hecho de tenerlos, pero que sean muy a largo plazo y no estén operativizados en objetivos más pequeños asociados a conductas objetivas y observables, lo único que va a producir es que estemos perdidos en el camino y abandonemos estas metas.
Aquí te damos unas pautas para evitar caer en estas dinámicas:
Cuanto más creas en ti y menos inseguridades tengas más empeño pondrás en conseguir tus metas aunque estas supongan cambios que den miedo.
Es fundamental que las metas que te marques casen con lo que tú quieres para ti y para tu vida. Una vez elegidas debes subdividirlas en otras más pequeñas con el fin de que las puedas operativizar en conductas que puedas calendarizar para llevarlas a cabo.
Cuando las metas están muy difuminadas es más fácil abandonarlas ya que el camino es mucho menos claro.
Conocer este fenómeno es el primer paso para ponerle fin. Que el autosabotaje opere a nivel inconsciente hace que muchas veces no veamos claro que somos nosotros los que ponemos piedras en nuestro propio camino. Por esto es útil conocer este tema para poder identificarlo en nuestras actitudes diarias.
El primer paso es ver que nos da miedo y el segundo entender el porqué de esto. Son los miedos los que nos impulsan a evitar todo aquello que potencia nuestro cambio porque interpretan esto como un peligro.
Es necesario trabajar estos miedos para poder enfrentarnos a situaciones que nos permitan avanzar en nuestro camino.
Debemos identificar nuestras emociones y aceitarlas como parte de nuestra experiencia emocional, a pesar de que algunas sean desagravies.
Algunas como el miedo, la ansiedad, la inseguridad o la frustración pueden provocar que nos estanquemos al impedirnos salir de nuestra zona de confort.
Si ves que con estos consejos no consigues salir de tu comportamiento autosaboteador es posible que lo más correcto sea que acudas a un profesional. Este te ayudará a ver estos comportamientos y a cortarlos para poder mejorar tu bienestar y conseguir aquello que te propongas.