Blog>Otros temas>Características de las personas agresivas


En psicología entendemos por agresión el comportamiento destinado a dañar a otro individuo que no desea ser dañado y por agresividad a un patrón de conducta que puede manifestarse con mayor o menor intensidad, y que va acompañado de sentimientos de ira, rabia y, en ocasiones, odio. Pero ¿qué es exactamente una persona agresiva? Te lo explico a continuación.


¿Qué es una persona agresiva?


Las personas agresivas tienden a utilizar la agresividad de un modo instrumental e intencional. Esto significa que la motivación que hay detrás suele ser herir a otra persona de forma consciente y voluntaria por distintos motivos: por un motivo de poder, autoridad, rencor o venganza, por ejemplo. Este tipo de personas tienen dificultades para controlar sus reacciones emocionales y pueden poner en peligro la vida de los demás.


Los comportamientos agresivos pueden ser físicos, verbales o relacionales. Y, aunque a menudo pensamos en la agresión física, la psicológica es igualmente dañina. Conductas como regañar, intimidar o chantajear pueden ser ejemplos de agresividad verbal y emocional. Por ejemplo, el ciberacoso, aunque no sea una conducta físicamente agresiva, implica niveles de agresión psicológica que pueden provocar daños graves a largo plazo en la víctima.


Tipos de agresión


Los psicólogos suelen categorizar la agresión en dos tipos principales. Ambos son dañinos para quienes los experimentan, ya sea como víctima o como persona que ejerce la agresión, pero tienen diferencias que veremos a continuación


Agresión impulsiva


También conocida como agresión afectiva o reactiva, la agresión impulsiva se caracteriza por una fuerte reactividad emocional. La agresión impulsiva, especialmente cuando es causada por la ira, pone en marcha el sistema de respuesta a las amenazas del organismo, que involucra a estructuras cerebrales como la amígdala o el hipotálamo.


Esta forma de agresión no suele planificarse y, a menudo, tiene lugar en el fragor del momento o de una manera más o menos improvisada. Por ejemplo, si estás conduciendo y se te cruza un vehículo a toda velocidad, es posible que comiences a gritar con furia al otro conductor y experimentes una conducta de agresión impulsiva, en este caso verbal.


Agresión instrumental


La agresión instrumental, también conocida como depredadora, está conformada por conductas que tienen como meta lograr un objetivo mayor. Este tipo de agresión suele planificarse con esmero y de forma cuidadosa y, por lo general, se da como respuesta o medio para conseguir un fin determinado (por ejemplo, vengarse de una persona o conseguir algo que se desea, pero no se puede obtener por medios pacíficos).


Algunos de los comportamientos prototípicos en los que se produce la agresión instrumental pueden ser el robo o la violencia con premeditación. En estos casos, la persona diseña previamente un plan de actuación y una serie de pasos que le van a llevar finalmente a cometer la agresión instrumental y, por tanto, a conseguir el objetivo que se ha marcado con antelación.


¿Cuáles son las causas de la agresividad?


El comportamiento agresivo no tiene una sola causa y es multifactorial. En este sentido, las investigaciones apuntan a que existen varios factores y determinantes involucrados en su aparición y mantenimiento: el factor biológico, el contexto y la historia de aprendizaje o factor psicológico de la persona.


Factores biológicos


Existen factores biológicos que pueden influir en el nivel de agresividad de un individuo. Por ejemplo, ciertos desequilibrios en la producción y regulación de hormonas como la testosterona y el cortisol o de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina pueden estar relacionados con un incremento de la agresividad. Estas disfunciones químicas y neurofisiológicas pueden ocurrir por distintos motivos, incluidos los genéticos y hereditarios.


También es posible que determinadas anomalías estructurales a nivel cerebral, así como lesiones, tumores y otros problemas derivados de un mal funcionamiento del cerebro, contribuyan a que las personas muestren más agresividad o, al menos, a que estén más predispuestas a presentar este tipo de comportamientos en determinados contextos.


Factores ambientales y contextuales


Cuando hablamos de factores ambientales y contextuales nos referimos a la forma en que nos crían desde pequeños y al entorno en el que crecemos: lo que vemos, oímos y percibimos a lo largo de la vida configura nuestra personalidad.


En este sentido, es más probable que las personas que crecen presenciando agresiones crean que la violencia y la hostilidad son conductas socialmente aceptables. Experimentar un suceso traumático durante la infancia también puede conducir a un comportamiento agresivo en la edad adulta, aunque no siempre está relacionado.


El aprendizaje por observación, sobre todo en niños y adolescentes, puede llevar a “copiar” comportamientos de otros pares o adultos. La visualización de conductas agresivas en redes sociales y otros entornos puede favorecer la aparición de este tipo de comportamientos.


Factores psicológicos


Las personas con tendencia a la agresividad pueden tener un trastorno mental de base, aunque no siempre es una condición necesaria. Hay diversos perfiles de personalidad, como un alto nivel de narcisismo, o patologías como el trastorno límite de la personalidad o los trastornos relacionados con conductas adictivas que pueden ser factores que predispongan a un mayor nivel de agresividad.


10 características de las personas agresivas


  • Impulsividad: las personas agresivas suelen actuar sin reflexionar previamente y sin pensar demasiado en las consecuencias de sus actos.

  • Irritabilidad: la irritabilidad es una de las características más comunes de las personas agresivas. Son propensas a reaccionar de un modo exagerado ante situaciones que podrían no parecer un problema para la mayoría de la gente.

  • Falta de empatía: las personas agresivas a menudo tienen dificultades para ponerse en el lugar de los demás y comprender cómo piensan y se sienten otras personas.

  • Hostilidad: la hostilidad es una actitud negativa y desagradable que las personas agresivas suelen mostrar hacia los demás en sus relaciones interpersonales, lo que hace que muchas veces quienes están a su alrededor eviten el contacto.

  • Bajo autocontrol: las personas agresivas suelen tener dificultades para controlar sus emociones y comportamientos impulsivos, lo que les lleva a cometer más errores y a dañar a otras personas con frecuencia.

  • Actitud egoísta: este tipo de personas tienden a ser especialmente egoístas y a centrarse en sus propios intereses y necesidades, sin preocuparse por lo que la otra persona quiere o demanda. Además, les cuesta mucho ceder y hacer favores.

  • Baja tolerancia a la frustración: los individuos agresivos a menudo tienen dificultades para lidiar con situaciones frustrantes y pueden estallar en ira o violencia cuando se enfrentan a ellas.

  • Falta de respeto hacia los demás: a menudo muestran una falta de respeto hacia otras personas, lo que les lleva a proferir insultos, críticas y desprecio con mucha más facilidad que una persona no agresiva.

  • Dificultades para aceptar su responsabilidad: las personas agresivas a menudo tienen dificultades para aceptar la responsabilidad de sus actos y tienden a culpar a los demás por sus problemas.

  • Poca capacidad para la resolución de conflictos: estas personas tienen tendencia a recurren a la violencia o la intimidación como forma de resolver conflictos, en lugar de buscar soluciones pacíficas y negociadas.

Artículo redactado por:

unai aso poza

Unai Aso Poza

Redactor

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