¿Qué significa perdonar?


Perdonar no significa dar la razón a la otra persona. Tampoco significa romper nuestra dignidad, olvidar o cambiar nuestro pensamiento. Perdonar significa ponernos en el lugar de la otra persona, entender por qué ha hecho aquello que tanto daño nos ha hecho y aceptar su arrepentimiento, o su falta de arrepentimiento. El objetivo es poder mantener una relación sana con esta persona o tener una relación sana con nosotros mismos; el objetivo es que esta espina no quede clavada en nosotros incordiando nuestra tranquilidad.


Los motivos por los que nos encontramos en situación de perdonar a alguien pueden ser muy diversos. Puede tener que ver con errores que ha cometido el otro de forma involuntaria o inconsciente, es decir, sin objetivo de dañar, o bien con actos hechos deliberadamente contra nosotros para lastimarnos.


En ambos casos es posible el perdón. Evidentemente será más difícil si el daño se ha hecho deliberadamente.


Sentimientos contra los que luchar para perdonar a alguien


Cuando alguien nos daña aparecen múltiples emociones y sentimientos. Una emoción es algo más primitivo y cercano al suceso, el sentimiento llega una vez que hemos pensado sobre lo que ha ocurrido. Para saber qué es una emoción y un sentimiento puedes leer nuestro artículo sobre  diferencias entre sentimiento y emoción.


Si hablamos de emociones, en una situación en la que alguien nos hace daño primero podemos sentir sorpresa, ya que no nos esperábamos lo ocurrido. También sentiremos enfado o tristeza o incluso asco.


El daño, posteriormente, cuando hemos procesado y pensado sobre ello, puede desencadenar muchos sentimientos diferentes. Sentiremos rencor, frustración, decepción, sentimientos de venganza o de culpa, incomprensión o incluso odio, entre otros.


Los sentimientos son fuertes y pueden dificultarnos el perdón. Reconocer lo que sentimos es importante para poder perdonar a esa persona.


¿Por qué tengo que perdonar?


Nadie te obliga a perdonar. No tienes que hacerlo si no quieres. Sin embargo, perdonar no solo beneficia a la otra persona, puede ser un bienestar y un alivio para ti mismo.


Si tienes que perdonar a una persona cercana que ha cometido un error sin intención, suele ser más sencillo. Conoces a esa persona y puedes ponerte más en su lugar, además no tenía la intención de dañarte. Al perdonar a esta persona puedes seguir manteniendo la relación, sin que esto afecte finalmente en tu día a día. Perder la relación con la persona implicaría mucho emocionalmente y en el día a día, tendrías que atravesar un duelo y, posiblemente, hacer algún que otro cambio.


Cuando alguien ha cometido un error sin deliberación de hacer daño, pero no es una persona cercana, es un poco más difícil. No conocemos a esa persona, por lo que sentimos más desconfianza. Además, no le tenemos tanto cariño y perder la relación no tiene tantas implicaciones emocionales. Sin embargo, no perdonar supone una carga, perdonar implica poder olvidar y pasar página. Tener odio o rencor hacia alguien puede ser muy dañino a largo plazo, si acumulamos rencores nos puede llegar a afectar psicológicamente.


Si el daño se ha producido deliberadamente y proviene de una persona cercana, el perdón es un poco más complicado y depende de la actitud posterior del otro. Si te pide perdón, puedes ponerte más fácilmente en su lugar y entender lo que ha pasado. Seguramente tenga una explicación basada en sus sentimientos. Si no te pide perdón o no se muestra arrepentido, el perdón es más complicado todavía. No obstante, aquí dependerá de si tú quieres mantener tu mente en calma.


Si el daño es deliberado por alguien poco conocido, el perdón es todavía si cabe más costoso. También entrará en juego la actitud del otro pero, en cualquier caso, el perdonar es algo que depende de ti en última instancia.


En resumen, perdonar es importante para mantener o mejorar relaciones con los otros y con nosotros mismos. Implica poder tener paz en nuestra mente y en nuestras relaciones. Implica aprender a superar obstáculos y problemas, entender que todos cometemos errores, pero también que no podemos esperar todo del otro.


¿Es posible perdonar a alguien si no te ha pedido perdón?


Es normal que te cueste perdonar a alguien que no te ha pedido perdón. Sin embargo, sí que es posible que esto ocurra. No tienes que tener ese perdón para poder perdonar. A veces basta con perdonar en nuestra mente y reubicar a la persona en otro lugar. No es necesario que tengas la misma relación con esa persona o que empieces a tenerla, simplemente consiste en alejar a esa persona del resentimiento y el odio y pasarlo a la aceptación del daño. Es cuestión de pensamiento. En nuestra cabeza ubicamos a las personas según nos hacen sentir. Tener el cajón del resentimiento lleno no es beneficioso, conviene vaciarlo y cambiar la perspectiva.


Cómo perdonar a alguien


Te damos algunas pautas para que el proceso de perdón sea más sencillo.


Analiza tus emociones y sentimientos


Analiza qué te ha hecho sentir ese daño. Dependiendo de la relación con la persona que te ha dañado puedes sentir emociones diferentes. Es importante que las identifiques y les pongas nombre, para poder comprender a la otra persona y a ti mismo.


Comprueba si el daño es real o es un pensamiento distorsionado


A veces pensamos de una forma errónea. Podemos culparnos sin sentido o interpretar las situaciones de forma errónea. Si esto ocurre es posible que nos sintamos dañados sin ninguna razón y, a veces, solo basta con cambiar nuestro pensamiento para dejar de sentirnos dolidos.


Analiza si el daño es real: ¿qué es lo que ha ocurrido?, ¿tienes pruebas reales y objetivas para demostrar el daño?


Comunica a la otra persona cómo te sientes


Ahora que sabes cómo te has sentido, es bueno que se lo comuniques al otro, para que entienda tu postura. Explica qué es lo que ha ocurrido y cómo te sientes respecto a eso. Es posible que la persona no se haya dado cuenta del daño, por lo que por eso puede que no te haya pedido perdón.


Ponte en su lugar y acepta su arrepentimiento


Si el otro se da cuenta del error, es posible que se disculpe. En este sentido, empatiza, entiende su situación y acepta sus disculpas de forma sincera.


Tenemos que tener en cuenta que no todas las personas son iguales y que tampoco piensan las mismas cosas. No vale con poner la excusa de “yo no lo hubiera hecho”. Es posible que la otra persona no haya visto tu punto de vista y no haya entendido tu dolor antes de hacerte daño. No podemos dar por hecho que todo el mundo actuaría igual que nosotros.


Deshazte de los sentimientos negativos


Si la otra persona no te pide perdón o incluso se pone a la defensiva, acepta también este sentimiento. Puede que la persona no haya empatizado lo suficiente contigo, puede que se sienta inseguro o que no pueda ver sus errores con claridad.


Dale una solución a la otra persona


No dejes solo el sentimiento y el suceso, puedes proponer algo a la otra persona para enmendar su error, aunque simplemente sea hacerle ver que en otra ocasión prefieres que no actúe de esa manera.


Mantén la calma y tolera la frustración y el enfado


Perder los papeles no nos lleva a ninguna parte. Utiliza una forma de comunicarte asertiva y clara. No muestres conductas de enfado o pasotismo. Para conocer más sobre esto puedes leer nuestro artículo sobre comportamiento  agresivo pasivo.



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