La depresión en estudiantes


La depresión es un trastorno psicológico caracterizado no solo por tristeza, sino por otro tipo de síntomas, que lo convierten en un círculo vicioso del que es muy difícil salir. Los  síntomas de depresión  son emocionales, como la tristeza intensa y continuada, la irritabilidad, frustración o el sentimiento de vacío. Pero también existen otro tipo de síntomas, como son los cognitivos, es decir, relacionados con el pensamiento. Una persona deprimida a menudo tiene pensamientos negativos y distorsionados sobre uno mismo, el futuro o el mundo. En estudiantes los pensamientos probablemente están relacionados con la culpa, el sentimiento de fracaso o de no poder conseguir los objetivos e incluso de odio hacia uno mismo por estar en este estado. Esto es posible que acabe en pensamientos más catastrofistas o de muerte.


Así mismo, aparecer síntomas a nivel físico, es decir, cambios experimentados en el cuerpo. Muchas veces están asociados a problemas en el sueño o la alimentación, cansancio o incluso dolores físicos sin causa aparente. Todo ello afecta directamente al estudio y la concentración.


Todo esto también se manifiesta en el comportamiento. El estudiante deprimido tiende a aislarse, a dejar de lado sus actividades de ocio, las tareas de clase o incluso las más básicas (como la higiene personal).


Las causas de la depresión pueden ser muy diversas, desde factores más biológicos y genéticos, hasta cambios ambientales y pérdidas recientes. No hay una evidencia exacta sobre por qué razones aparece la depresión en adolescentes, aunque algunos estudios parecen indicar que las causas no son solo de caracter biológico (es decir, por la ausencia de neurotransmisores de la felicidad, como la serotonina), sino que el entorno y las circunstancias personales tienen un gran peso (Sanz y García-Vera, 2020). Si quieres saber más sobre esto puedes leer nuestro artículo sobre  5 causas de la depresión.


Se han hechos estudios sobre la depresión y ansiedad en adolescentes estudiantes. Según algunos estudios, entre el 4 y el 5% de los adolescentes padecen síntomas depresivos (Genise, 2019). Es una etapa con muchos cambios en la vida, tanto a nivel académico como biológico, relacional o familiar. Esto convierte a los estudiantes en carne de cañón para desarrollar un problema de salud mental.


Consecuencias de la depresión en el estudio


Las consecuencias de la depresión muchas en la población general. En el estudiante, a parte de las consecuencias comunes con la población, podemos destacar las relacionadas con el ámbito académico.


Generalmente el estado depresivo lleva a la persona al abandono de sus tareas u obligaciones académicas. Estar motivado es bastante importante a la hora de sacarse una carrera universitaria. Es un proceso largo, por lo que la única meta de conseguir un título a largo plazo puede no ser suficiente. La persona deprimida suele estar desmotivada con su vida en general y el ámbito académico no suele ser una excepción, de hecho en ocasiones es un desencadenante de la depresión. Es posible que sea un desencadenante porque las personas ponemos expectativas a las cosas, que igual no se cumplen cuando descubrimos la realidad. Si no hay motivación será mucho más difícil realizar las tareas relacionadas con el estudio y la persona tenderá a procrastinar o incluso a abandonar totalmente la carrera.


El abandono de la carrera además puede incrementar el sentimiento de vacío o pérdida de sentido de la vida. Si tu meta principal era sacarte una carrera y te has rendido, seguramente estarás un poco perdido en cuanto a tu futuro.


¿Cómo estudiar teniendo depresión?


Si te sientes deprimido, y sobre todo si tus síntomas depresivos están asociados en parte al ámbito académico, es normal que te cueste ponerte a estudiar y concentrarte. Sin embargo, podemos hacer algunas cosas para dejar un poco de lado nuestra depresión mientras estamos en época de exámenes.


Encuentra un reforzamiento


Una de las causas esenciales de que aparezca la depresión es la pérdida de refuerzos positivos. Es decir, perdemos esas cosas que nos motivan para seguir. Por ello, no se trata de estudiar con depresión, sino de encontrar esos reforzamientos para que la depresión poco a poco se vaya y no interfiera tanto en el estudio.


Un reforzamiento para estudiar puede ser que quieras dedicarte a aquello que estás estudiando en un futuro. Sin embargo, esto es un reforzamiento muy a largo plazo, porque tardarás años en conseguirlo. Es importante buscar reforzamientos a corto plazo, que en el día a día nos ayuden a motivarnos para estudiar.


Un reforzamiento es hacer alguna actividad que nos guste, pensar en un plan que nos atraiga mucho, encontrar algo relacionado con la carrera para hacer mientras estudiamos y que sea algo práctico... Todo dependerá de tus gustos. Sin embargo, es importante que no te centres en pensar en algo que ahora te motive, porque te sientes desmotivado con todo. Debes buscar aquellas cosas que te gustaría hacer si no estuvieras desmotivado.


Las actividades agradables hacen que se segreguen hormonas de la felicidad y del placer en el cerebro, lo que justo falta cuando tenemos depresión.


Planifica un horario


Otro aspecto importante es planificar el día a día. Si estás desmotivado y no lo planificas, seguramente no harás nada en todo el día.


Una de las soluciones más eficaces para superar la depresión es la llamada activación conductual (Genise, 2019). Si estamos deprimidos tendemos a dejar de hacer cosas, cuando esto nos hace sentirnos peor y lo que necesitaríamos sería activarnos. La activación, además, hace que no nos quedemos todo el día pensando. Nos distraemos y esto, por una parte nos hace sentirnos bien y, por otra, nos hace olvidar los pensamientos negativos y distorsionados.


Hay que tener en cuenta que si solo incluimos en nuestro horario la actividad de estudiar, no conseguiremos motivarnos. Incluye otro tipo de actividades o cosas que hacer, que te hagan desconectar a veces del estudio y estar más activo físicamente, como por ejemplo hacer un poco de deporte o salir con los amigos.


Asocia el refuerzo positivo al estudio


El refuerzo positivo tiene que tener un lugar en nuestro horario. El refuerzo sirve para motivarnos, por lo que es importante que esté presente en nuestro día a día, tanto si es algo inmediato como si llegará al terminar los exámenes.


Si tu reforzamiento es un viaje al terminar la época de estudio, durante esta época puedes buscar y planificar cosas que quieras hacer en ese viaje, como una forma de acordarte de que el reforzamiento está cerca.


Planifica estos reforzamientos después del estudio. Por ejemplo, planifica estudiar dos temas de la materia y, al terminar, date el refuerzo positivo.


Pospón los pensamientos


Uno de los síntomas más perjudiciales en la depresión son los pensamientos negativos. A veces es difícil quitarnos de la cabeza estas ideas. No es necesario que evites pensar, de hecho evitarlo no te ayudará. Pero sí que puedes posponerlo para otro momento.


En tu horario planifica un momento del día para pensar "y para deprimirte". Si cuando estés haciendo otra actividad aparecen estos pensamientos, al darte cuenta, dite "para, luego lo piensas" y continúa con la actividad. Si te sirve de ayuda, apunta esos pensamientos para pensarlos luego pero no olvidarte de ellos.


Si lo necesitas, pide ayuda


A veces posiblemente la depresión se te eche encima y no consigas escapar de sus síntomas. Si crees que por ti mismo no puedes avanzar, pide ayuda a un profesional de la psicología. Como concluyen Sanz y García-Vera (2020), actualmente la terapia cognitivo-conductual muestra buenos resultados para el tratamiento de la depresión en niños y adolescentes en un corto periodo de tiempo, más incluso que otro tipo de tratamientos.


Referencias


Ruiz, L. R. (2021). Salud mental y factores asociados a la depresión en estudiantes universitarios. Tejidos Sociales, 3(1), 1-6.


Genise, G. (2019). Activación Conductual para la Depresión adolescente: Un abordaje basado en la evidencia. Psyciencia. Retrieved, 14.


Sanz, J., & García-Vera, M. P. (2020). Las ideas equivocadas sobre la depresión infantil y adolescente y su tratamiento. Clínica y Salud, 31(1), 55-65.

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