Heridas por abandono
Cómo nos afecta el abandono de nuestros padres cuando somos adultos
Blog>Crecimiento personal>¿Cómo superar el apego ansioso?
El apego en su forma más conocida es el vínculo que desarrollamos cuando somos pequeños con nuestros padres o con las personas que nos cuidan. Posteriormente, este vínculo se refleja en nuestras relaciones futuras, de forma que solemos utilizar los mismos patrones de comportamiento a la hora de establecer relaciones con otros.
Como puedes imaginar, no todas las relaciones con el o los cuidadores cuando somos pequeños son iguales. Según la estabilidad del vínculo nos desarrollaremos de una o de otra forma por lo que, nuestra personalidad y nuestras relaciones en gran medida dependen de nuestra infancia.
Según cómo haya sido el vínculo con nuestros cuidadores de la infancia, podemos tener diferentes tipos de apego.
El primer tipo y el que nos permite establecer mejores relaciones es el apego seguro. Es un tipo de apego en el cual el vínculo con nuestros padres es fuerte, nos permite mucha seguridad, pero a la vez nos deja cierto margen de libertad. Es decir, es un tipo de apego en el cual hemos aprendido que las otras personas están ahí y podemos confiar en ellas, pero no significa que tengamos que depender del resto para cualquier cosa. Los padres tienen que estar cuando sea necesario y darnos el cariño y el amor que necesitamos para crecer mentalmente sanos.
No obstante, si hemos vivido otro tipo de relación en la infancia, las cosas se complican un poco más. Por ejemplo, si no hemos tenido la figura de unos padres (por fallecimiento, por abandono o simplemente porque emocionalmente no nos han cuidado y protegido), nuestro apego será evitativo. La carencia de apego y de cariño en la infancia normalmente está relacionada con muchos problemas a la hora de establecer relaciones en el futuro, de entender las emociones propias y de los otros o de saber comportarse en sociedad.
Igualmente, si nuestros padres sí que han tenido conductas negligentes contra nosotros (de maltrato físico o psicológico, por ejemplo), es posible que nuestro apego sea de tipo desorganizado. Este tipo de apego también provoca muchos problemas en las relaciones, de desconfianza, inseguridad o incluso de mal comportamiento de nosotros mismos hacia el resto.
Finalmente y en la línea de este artículo, si nuestros padres estaban, pero no siempre, podemos haber desarrollado un apego ansioso. Este apego supone que en ocasiones nos hemos sentido seguros y en ocasiones abandonados o inseguros. Esto provoca inseguridad en las relaciones y a veces dependencia y miedo.
Lo más característico del apego ansioso es la inseguridad y el miedo. Es decir, una persona con apego ansioso querrá tener una relación muy fuerte y muy cercana con el resto. No obstante, ante la mínima sospecha de que el otro no está en la misma medida, pueden aparecer inseguridades con el resto o con uno mismo.
Esto suele generar gran preocupación. Incluso los actos inconscientes del otro pueden desencadenar el miedo de abandono en la relación. Esto supone un gran desgaste emocional para la persona con este tipo de apego. Estará constantemente analizando los actos del otro. Si por lo que sea un día el otro está más frío o distante, lo interpretará como que existe un problema en la relación y esta se va a terminar. No obstante, cuando recibe la atención que necesita, se sentirá tranquilo y con seguridad en la relación.
Por lo tanto, suele existir una ambivalencia: a veces bien y a veces mal. La ambivalencia genera esa falta de seguridad y malestar.
Seguramente estés analizándote y pensando si en verdad tu apego es ansioso o ambivalente. Si estás en duda, puedes hacerte alguna de estas preguntas:
¿Te sientes inseguro en las relaciones?, ¿te echas a menudo la culpa por los problemas en las relaciones sociales?, ¿estás constantemente pendiente de agradar al otro?, si tu pareja o un amigo se muestra más distante o tarda en contestar a tus mensajes, ¿te preocupas sobre que exista algún problema en la relación contigo?, ¿tiendes a dramatizar sobre cualquier pequeño aspecto negativo de la relación y a verlo como un peligro?, ¿te preocupa mucho molestar al resto si les cuentas cosas o les pides ayuda?, ¿quieres a tus padres mucho, pero no tienes demasiada confianza?, ¿tienes miedo a la hora de hacer las cosas solo o por ti mismo, por si pudieran salir mal?
Te damos algunas pautas para mejorar en la relación con los otros.
Lo más importante a la hora de cambiar el tipo de apego es saber cómo es nuestra conducta. ¿Cuáles son los comportamientos que te hacen pensar que tu apego es ansioso?
Analiza si tiendes a dramatizar sobre cosas sin importancia, te enfadas a menudo ante cualquier pequeña cosa, si reprochas al otro constantemente sus errores en la relación, si le expresas al otro no tus miedos…
Detrás de estos comportamientos siempre existe alguna necesidad. Normalmente suele ser una necesidad de afecto y de cariño, a veces también de ayuda. Intenta averiguar qué es lo que necesitas del resto.
Efectivamente, también habrá detrás algún miedo. Piensa qué es lo que te asusta o te atemoriza. ¿Tienes miedo al abandono?, ¿lo que te preocupa es quedarte solo o no encontrar a la pareja ideal?, ¿tienes miedo a que los otros no te acepten?
Tus miedos en muchas ocasiones estarán relacionados con tu autoestima. Si tienes una baja autoestima, analiza por qué y mejóralo. Para ello tienes que ver qué cosas te gustan o no te gustan de ti, cuáles de estas cosas se pueden cambiar y cuáles no. Para saber más sobre cómo mejorar la autoestima te invito a leer nuestro artículo sobre cómo aceptarse a uno mismo.
La comunicación es esencial para el entendimiento. Muchas veces damos cosas por hecho sobre el resto, creemos que se comportarían igual que nosotros. Es importante hablar para saber lo que el otro piensa, no podemos averiguar sus sentimientos y sus pensamientos. Aprende a comunicarte mejor con el otro y tu relación mejorará.
Ahora piensa en un modelo ideal de relación. ¿Qué características tiene?, ¿cómo podrías conseguir este tipo de relación?
No lo es todo pero, obviamente, el tipo de persona con el que te juntes también influirá en la relación. Por mucho que tú quieras mejorar, una relación es bidireccional y depende de los dos. Si crees que no es la persona correcta, replantéate esta relación.