¿Qué es el curving?


El  curving  se define como una práctica de manipulación, en la que una persona rechaza a otra de manera tan sutil que ni siquiera se entera de lo que está sucediendo.


En realidad muchos de nosotros hemos sufrido curving, aunque no lo conociéramos por este nombre. Algunas actitudes en el curving tienen que ver con que el otro no te responda a los mensajes, que nunca tenga tiempo para ti, que siempre te ponga excusas, que cancele los planes a última hora...


La persona que hace curving, en vez de hablar de una manera clara sobre sus sentimientos y objetivos, prefiere alejarse sin decirlo, haciendo que la otra persona no se de cuenta de lo que está pasando.


El curver nunca dirá que no está interesado por el otro, pero realmente no lo está y eso se observa en las actitudes de pasotismo y desvinculación que muestra. Sin embargo, esto no es tan sencillo de observar para quién está implicado en este tipo de relación.


¿En qué se diferencia en el curving del ghosting?


Aunque el curving y el ghosting tengan patrones similares, no son lo mismo. En la práctica del ghosting la persona desaparece sin previo aviso, como si fuese un fantasma. En cambio, en el curving, la persona no desaparece, simplemente abandona a la persona pero sin comunicárselo de manera directa.


Aunque podría parecer que el ghosting es una dinámica más abusiva y cruel, el curving no se queda atrás. En este sentido, la persona a la que hacen ghosting no entenderá por qué el otro ha desaparecido, ya que no le han dado una explicación. Pero en el curving tampoco se da una explicación, el otro parece que está ahí y está interesado, pero luego muestra señas contradictorias. Esto último crea una gran confusión e incertidumbre, por lo que el curving puede ser altamente dañino. .


La persona queda enganchada a la espera de que sea una mala racha, que se pase y la persona vuelva a hacerle caso. De esta manera, no tiene la oportunidad de desligarse de la persona para fortalecer o crear otros vínculos, afectando directamente a su autoestima y bienestar.


¿En qué se parecen curving y ghosting?


Aunque estas dos dinámicas tóxicas de las relaciones 2.0 no son iguales, sí que guardan similitudes entre ellas.


Ambas tienen un objetivo en común, que es rechazar a la otra persona. El rechazo de los ghosts y de los curvers es un rechazo mal ejecutado, porque en ninguno de los casos se comunican de forma asertiva al otro estos sentimientos de rechazo. Se utiliza un  comportamiento agresivo-pasivo.


El segundo de los parecidos es que ambos provocan consecuencias negativas, tanto en la persona que lo practica como en la víctima, afectando a las relaciones de ambos.


¿Dónde se da el curving?


Probablemente, el curving ha existido siempre, pero no era tan llamativo como ahora. En la actualidad, las redes sociales han puesto realmente fácil su puesta en marcha, ya que estas fomentan la inmediatez y hacen muy sencillo dejar de contestar a la otra persona. Tras una pantalla es fácil no interactuar cuando no nos apetece.


A pesar de que se suele asociar al ámbito de las relaciones de pareja y del ligue, este patrón puede parecer en otros tipos de relación. En este sentido, también es muy común en relaciones de amistad, donde no se deja claro que no se quiere continuar con esa relación, creando situaciones muy comprometidas.


Causas


Pueden existir muchas causas para que aparezca el curving, te mostramos las más frecuentes.


Falta de  responsabilidad afectiva


Estas personas no conocen lo que es la responsabilidad afectiva. Esto significa que su comportamiento social y relacional no se asienta en pilares como el respeto, el equilibrio y el cuidado mutuo. Como consecuencia, no se cumple el objetivo de establecer vínculos afectivos sanos, sino que se crean dinámicas tóxicas que crean malestar al otro.


Falta de asertividad


Los curvers no son capaces de comunicarse de manera efectiva, por lo que dejan que la otra persona que interprete lo que ellos sienten y lo que quieren a través de sus actitudes de desgana.


A estas personas les cuesta comunicarse en general, pero más aún en las conversaciones más incómodas, en las que pueden dañar al otro. Es posible que piensen incluso que es mejor para la otra persona “ahorrarle” el mal trago de dejarles. Sin embargo, para todos los humanos las despedidas y los cierres son importantes para poder avanzar.


Falta de empatía


Aunque algunos curvers puedan practicar curving para intentar no hacer daño, otros muchos no se dan cuenta de las repercusiones que esto puede tener para el otro. La falta de  empatía  hace que actúen sin pensar en el dolor que pueden causar a otras personas estos patrones de comportamiento.


Consecuencias


Como hemos podido observar a lo largo de este artículo, el curving ocasiona múltiples consecuencias en todos los implicados en la dinámica.


Para la víctima que lo sufre, es doloroso y confuso ver que el otro no le muestra claro los sentimientos, por lo que sigue estando anclada a la otra persona porque no le han rechazado directamente. Como consecuencia de esto, la persona no tiene la oportunidad de crear nuevos vínculos recíprocos y sanos con otras personas. Tampoco es capaz de hacer el duelo, porque sigue teniendo contacto con el curver.


Además, su autoestima se va a ver afectada, al observar como la persona que le gusta le da evasivas, sin entender el porqué de su cambio de relación. Al no entender lo que está ocurriendo, probablemente asumirá una culpa que no tiene, sintiéndose fracasado.


Pero la persona que practica el curving, también sufre consecuencias negativas. Practicar este patrón, a pesar de que sea algo más fácil que afrontar una conversación desagradable, sola provoca que la persona sea más torpe socialmente.


Además, el no cortar de raíz las relaciones que no quiere continuar, va a hacer que sienta malestar, por rodearse aun de personas que no buscan lo mismo que ella.


Si crees que eres víctima y quieres salir de ese círculo, puedes acudir a un profesional, que te ayude a darte cuenta de la dinámica y a cambiar tu actitud en la relación. Igualmente, si eres curver y quieres dejar de serlo, un psicólogo también puede ayudarte a mejorar tu comunicación a establecer relaciones más sanas.


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