¿Qué es la depresión endógena?


Imagina que una persona de tu entorno, de repente y sin razón aparente, empieza a mostrar signos de estar atravesando una depresión. Era una persona alegre y con cierta estabilidad. No ha ocurrido nada que haga que se sienta más triste o vacía de lo habitual. Su vida sigue siendo la misma, es posible que tenga amigos, trabajo, familia y aficiones. Es posible que consideres que esa persona lo tiene todo para ser feliz pero, algo falla. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que esta persona entre en una depresión?


Una depresión endógena es aquella que surge sin un detonante externo que la provoque. El entorno no ha cambiado, sino que ha cambiado algo en su interior. Podemos decir que es una depresión más biológica que ambiental. Lo contrario sería la depresión exógena, en la cual existe algún aspecto en el entorno que haya hecho que la persona entre en depresión.


Síntoma de la depresión endógena


¿Cómo identificar una depresión endógena y diferenciarla de una depresión exógena? Te contamos los  síntomas de depresión  más destacables.


Culpabilidad


Los síntomas de la depresión endógena son similares a los de otro tipo de depresión. Sin embargo, hay un síntoma muy fuerte y destacable en este caso: la culpabilidad por no saber por qué nos encontramos tan mal.


Si hubiera ocurrido algo en nuestro entorno, tendríamos una justificación a nuestro malestar, entenderíamos los síntomas. Sin embargo, cuando las causas no son visibles, la persona se siente peor aún por el hecho de no entender su estado.


Tristeza y cambios de humor


El ingrediente principal de la depresión suele ser la tristeza. La tristeza es una emoción básica. Todos los seres humanos nos sentimos tristes en algún momento pero, en la depresión, la emoción de tristeza se alarga en el tiempo llegando a convertirse en un sentimiento más fuerte y profundo. No es lo mismo  una emoción que un sentimiento, el sentimiento es la emoción pero interpretada y establecida en el tiempo.


Así mismo, suele existir irritabilidad o cambios en el estado de ánimo, sobre todo en el inicio del episodio depresivo.


Vacío y desmotivación


El sentimiento de sentirse vacío, de que nada tiene sentido, de que no entendemos por qué estamos aquí ni para qué estamos vivos. La sensación de no encontrarse a uno mismo y de no saber qué hacer para sentirnos llenos y motivados.


Insomnio o hipersomnia


No poder dormir o dormir en exceso también suele ser un síntoma de depresión. El insomnio surge sobre todo cuando a la vez existe ansiedad. La hipersomnia suele ocurrir cuando la persona cree que no puede hacer nada más que dormir para olvidar su estado depresivo.


Aislamiento social y desgana


La persona con depresión endógena suele aislarse. No le apetece e incluso para ella es un sufrimiento tener que relacionarse con los demás. Tampoco quiere que el resto vean que se encuentra mal, sobre todo por qué no entiende qué le pasa y no sabe cómo salir de ahí.


Normalmente tenderá a hacer cada vez menos cosas, hasta llegar incluso a pasárse el día en el sofá o la cama.


Dejar las actividades básicas


Este un síntoma de empeoramiento. Si la persona abandona cosas como la alimentación o la higiene es importante pedir ayuda profesional.


Llanto sin motivo


El llanto es un síntoma habitual. Llorar continuamente y ante cualquier cosa, sin motivo objetivo y aparente.


Dificultad de concentración


Los pensamientos negativos y distorsionados a menudo dificultan la concentración en otras cosas. La persona vive bombardeada por esos pensamientos pesimistas, lo cual impide que realicen otra cosa en el día.


Causas de la depresión endógena


En el caso de la depresión endógena, no hay normalmente nada ambiental que desencadene el estado. Se pasa de un momento a otro o progresivamente se va entrando hacia la depresión, aunque no haya habido ningún cambio en nuestra vida.


En este caso las causas son cambios químicos en el cerebro, es decir, de las hormonas o los neurotransmisores. Juega un papel importante las endorfinas, las encargadas de la sensación de placer. En la depresión endógena se encuentran bloqueadas, por lo que la persona no puede experimentar placer por las cosas.


¿Cómo salir de una depresión endógena?


Aunque parezca complicado, se puede salir. Todos entendemos que cuando la causa es biológica no existe solución. Sin embargo, una persona con depresión endógena también puede mejorar y llegar a estar a gusto de nuevo en su vida.


Efectivamente, es probable que en algún momento de nuestra vida la depresión vuelva. Pero sí que es posible una recuperación en cada episodio.


La recuperación dependerá del caso pero, lo primero y esencial es volver a retomar las tareas del día a día. Si has abandonado las actividades básicas, como la higiene o la alimentación, tenemos que empezar por aquí. Aunque cueste es importante que empieces a hacerlo de forma progresiva.


Cabe decir que en muchas ocasiones suele ser necesaria la ayuda de un profesional, sobre todo en el inicio. Si te encuentras una situación de abandono total, es importante que pidas ayuda.


Posteriormente podrás ir retomando más actividades. Aunque parezca inútil, retomar la actividad suele mejorar los síntomas. Hasta que la vida no se haya retomado, es muy difícil cambiar el pensamiento.


Si quieres saber más sobre cómo superar la depresión endógena, te invito a que te pases por nuestro artículo sobre  cómo superar la tristeza.


¿Cómo ayudar a alguien con depresión endógena?


Si es tu familiar o tu amigo el que padece este tipo de depresión, sí que puedes ayudarle de alguna forma.


Lo más importante en este caso es que no te enfades con tu ser querido ni le juzgues. Esto solo empeora su sentimiento. Él tampoco entiende lo que le pasa y no está así porque quiera, siempre preferirá estar bien.


Escucha sus sentimientos y muestra apoyo. A veces no es necesario decir nada, basta con la presencial. Solemos pecar de decir cosas que no ayudan o empeoran la situación: "tranquilízate", "estás exagerando", "si antes estabas bien, ¿qué te ha pasado?", "no te entiendo, lo tienes todo"... Minimizar, culpabilizar o decir frases vacías suele ser contraproducente.


Tampoco le fuerces a que haga cosas. Propónselo, pero no le insistas. Ofrece tu ayuda, pero no se la impongas. Acompáñale, si quiere, a hacer sus tareas o a recuperar sus aficiones.


Ayúdale a buscar un profesional, en el caso de que quiera. Si no quiere, propónselo y explícale por qué crees que necesita ayuda. Dale tiempo para pensar y tomar la decisión.




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