Unai Aso Poza
Redactor
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Las parafilias generan muchas dudas y malentendidos. ¿Cómo nacen esos gustos sexuales que se salen de lo común? ¿Por qué algunas personas sienten la necesidad de actuar según ellos? La verdad es que estas son cuestiones que llevan tiempo dando quebraderos de cabeza a los expertos en psicología.
En este artículo, nos vamos a meter de lleno en este tema, pero no buscamos generar morbo ni juzgar a nadie. Al contrario, queremos entender mejor qué son las parafilias, cómo se manifiestan, qué las causa y cómo se pueden tratar.
Cuando hablamos de parafilias, nos referimos a patrones de comportamiento sexual donde el foco del placer no está en las prácticas convencionalmente aceptadas, sino que depende de ciertos objetos, situaciones, actividades o individuos particulares. Imagina que el placer sexual es como un mapa, para la mayoría de la gente, hay rutas claramente marcadas hacia la satisfacción. Pero para aquellos con una parafilia, la ruta puede tomar un camino más inusual, menos transitado.
Ahora bien, es importante señalar que tener una parafilia no es necesariamente un problema. Algunas personas con parafilias pueden llevar una vida sexual satisfactoria y consensuada sin causar daño a ellos mismos o a los demás. El problema surge cuando estas preferencias causan angustia o daño. Aquí es donde entran los trastornos parafílicos.
Los trastornos parafílicos son una versión más intensa de las parafilias que causan malestar significativo o implican daño a uno mismo o a otros. Estos trastornos pueden interferir seriamente en la vida de una persona, causando ansiedad, vergüenza o incluso problemas legales. En resumen, la línea divisoria entre una parafilia y un trastorno parafílico radica en si estas preferencias sexuales provocan sufrimiento o daño.
Desentrañar esta diferencia es crucial para ayudar a aquellas personas que presentan trastornos parafílicos, y para entender a aquellos que simplemente tienen una forma de experimentar la sexualidad que es menos común.
Los trastornos parafílicos pueden ser difíciles de identificar, en parte porque las personas que los experimentan pueden sentirse avergonzadas o ansiosas por sus deseos y, por lo tanto, pueden ocultarlos. Sin embargo, hay ciertos signos que pueden ayudar a identificar estos trastornos.
Uno de los síntomas clave es que la persona siente una fuerte necesidad o impulso de participar en comportamientos, fantasías o prácticas sexuales que son inusuales o atípicas. Estas fantasías o comportamientos pueden ser tan intensos que la persona tiene dificultades para pensar en otra cosa.
Además, estos comportamientos o fantasías a menudo son necesarios para que la persona se excite sexualmente. En otras palabras, pueden tener dificultades para sentir excitación sin la presencia de estas fantasías o comportamientos.
Otro síntoma importante es la angustia. Las personas con trastornos parafílicos pueden sentirse extremadamente angustiadas por sus deseos o comportamientos sexuales. Pueden sentirse avergonzadas, asustadas o culpables, y pueden temer las consecuencias si otros se enteran de sus deseos.
Finalmente, en algunos casos, las personas con trastornos parafílicos pueden participar en comportamientos que son perjudiciales para ellos mismos o para otros. Esto puede incluir la participación en comportamientos sexuales no consensuados o ilegales.
Es importante recordar que todos estos síntomas pueden variar mucho de una persona a otra. Los trastornos parafílicos son complejos y cada individuo los experimentará de manera única.
Cuando se trata de parafilias, la pregunta del millón es: ¿por qué? ¿Por qué algunas personas desarrollan estas preferencias sexuales inusuales? La respuesta, como suele suceder en psicología, es complicada y multifacética.
Aunque no existe una única causa conocida para las parafilias, los investigadores han identificado varios factores que podrían jugar un papel. Uno de estos es la biología. Algunos estudios sugieren que los factores genéticos y hormonales pueden influir en el desarrollo de las parafilias. Por ejemplo, niveles altos de ciertas hormonas, como la testosterona, se han asociado con una mayor probabilidad de tener una parafilia.
Otro factor puede ser la historia personal. Las experiencias tempranas de vida, especialmente aquellas relacionadas con la sexualidad y las relaciones, pueden influir en el desarrollo de las parafilias. Por ejemplo, algunas personas con parafilias informan haber tenido experiencias sexuales tempranas que involucraban el objeto de su parafilia.
Finalmente, el entorno y la cultura también pueden jugar un papel. Algunas parafilias pueden ser más comunes en ciertos contextos culturales o subculturas, lo que sugiere que las normas y valores culturales pueden influir en las preferencias sexuales.
Con todo, las parafilias son complejas y es probable que se deban a una combinación de muchos factores diferentes. Además, cada persona es única, por lo que lo que causa una parafilia en una persona puede no causarla en otra. En última instancia, la comprensión de las causas de las parafilias sigue siendo un área activa de investigación en psicología.
Afrontar un trastorno parafílico puede parecer una tarea desalentadora, pero hay diversas estrategias de tratamiento que pueden ayudar a las personas a manejar sus impulsos y vivir de manera más saludable. Estas son algunas de las opciones disponibles.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un enfoque de tratamiento que se centra en ayudar a las personas a identificar y modificar los patrones de pensamiento y comportamiento que pueden estar alimentando su trastorno parafílico. A través de sesiones estructuradas con un terapeuta, los individuos pueden aprender a comprender y desafiar los pensamientos y las creencias que llevan a comportamientos parafílicos.
Por ejemplo, si alguien tiene pensamientos recurrentes que lo llevan a comportamientos sexuales no consensuados, la TCC podría ayudar a esa persona a identificar esos pensamientos, comprender por qué ocurren y desarrollar estrategias para manejarlos de manera más efectiva.
Además de trabajar en los pensamientos y creencias, la TCC también ayuda a las personas a desarrollar habilidades de afrontamiento más saludables. Esto puede incluir técnicas de manejo del estrés, habilidades de autodisciplina y métodos para evitar situaciones de riesgo que podrían llevar a comportamientos parafílicos.
Los grupos de apoyo, ya sean presenciales u online, pueden ser lugares seguros para que las personas compartan sus experiencias, se sientan menos aisladas y aprendan estrategias de otros que están lidiando con desafíos similares. Estos grupos suelen estar moderados por profesionales de la salud mental y pueden ser una valiosa fuente de consuelo y orientación.
Además de la interacción con pares, los grupos de apoyo también pueden proporcionar información útil y actualizada sobre los trastornos parafílicos y su manejo. Pueden ayudar a las personas a entender mejor sus propios comportamientos y emociones, y a aprender técnicas y estrategias para controlar los impulsos y los comportamientos asociados con su trastorno.
En conclusión, aunque los trastornos parafílicos pueden ser difíciles de manejar, existen varias opciones de tratamiento disponibles. Con el apoyo adecuado, la educación, la terapia y, en algunos casos, la medicación, es posible vivir una vida satisfactoria y saludable.