¿Qué es el duelo por aborto o duelo perinatal?


Un duelo es el proceso de adaptación a una pérdida. Aunque lo más común es hablar del duelo cuando hemos perdido a un ser querido o un familiar por fallecimiento, las pérdidas pueden ser de muchos tipos (  sentimentales ), del trabajo, de amistades o de nuestra juventud, entre otras). Si quieres saber más esto puedes visitar nuestro artículo sobre los  tipos de duelo.


En el caso del aborto, el haber perdido a nuestro bebé antes de que naciera también requiere adaptarse a la situación y atravesar un duelo. Aunque no hayamos conocido a esa persona ya nos habíamos hecho una idea de lo que sería ser su madre o su padre, ya habías hecho planes o incluso le habíamos puesto nombre. Perder a un bebé no deja de ser un cambio de vida, al que hay que adaptarse.


¿Cómo se vive un aborto? Fases del duelo por aborto


El duelo por aborto requiere atravesar una serie de fases, que no son muy diferentes a las fases de otro  tipo de duelos. Sin embargo, la situación es diferente, la persona que pierde a su hijo antes de nacer puede sentirse incomprendida por el resto y tener sensaciones diferentes según muchas variables del entorno. Te contamos más detalladamente cómo se suele vivir el aborto.


Fase de negación


Cuando nos enteramos de la dolorosa noticia es normal atravesar un momento de shock y negación de lo ocurrido. Nuestra mente intenta protegernos del duro impacto de la noticia y, para ello, niega el suceso para poder ir asumiéndolo poco a poco.


Es una fase que habitualmente no dura mucho, aunque en el duelo por aborto es más complicado. Cuando perdemos a un familiar que ya ha estado con nosotros, su ausencia se nota mucho más. Sin embargo, los padres que han perdido a un bebé que todavía no ha nacido no notan tanto esa ausencia. Es por ello posible que esta fase sea más larga de lo normal. Puede que los padres sigan ilusionado y en ocasiones incluso piensen que el bebé todavía está en camino.


Fase de ira


Poco a poco se irán dando cuenta de que, efectivamente, el bebé nunca va a llegar. Entonces empezarán a enfadarse con el mundo, con ellos mismos, con los médicos o incluso con el bebé por haberse esfumado.


En esta fase puede que incluso los padres lleven a cabo procesos legales, contra los médicos o las personas "culpables" del aborto. Se echarán la culpa entre ellos e incluso a veces la pareja terminará o pasará por una crisis.


Momento de negociación


Pasado el momento de ira, aparece una fase más relajada, en la que suele haber una negociación. Es posible que los padres fantaseen con la idea de que lo ocurrido tiene solución, de que ellos tienen más control en la situación de lo que en realidad es.


También tendrán pensamientos sobre las cosas que podrían haber hecho para evitarlo, se culparán y martirizarán por lo ocurrido.


Fase de depresión


Según vamos haciéndonos a la idea de que no existe un retorno, de que no se puede cambiar la situación, iremos entrando en una fase con síntomas más depresivos. Los padres se darán cuenta de que han perdido a su bebé y no pueden hacer nada para remediarlo.


Ante la impotencia de no encontrar una solución acabarán sumidos en un periodo de tristeza y desesperanza. Hay que tener en cuenta que no es lo mismo atravesar una etapa con síntomass depresivos por duelo que parecer una  depresión.


Etapa de aceptación


Tras atravesar la tristeza no nos queda otra que subir del pozo en el que estamos y empezar a escalar. Tras una pérdida es posible que llevemos incluso a experimentar un crecimiento personal.


Lo principal de esta fase es que los padres empiezan a aceptar lo ocurrido y a integrarlo en su vida y en su mente. No se olvidarán de lo ocurrido, pero lo vivirán de otra forma. Puede incluso que empiecen a replantearse tener otro bebé.


Consecuencias del aborto


Las consecuncias del aborto son muchas. Depende de la situación, podemos tener consecuencias psicológicas, o también tener efectos a nivel físico.


Para el padre o el progenitor que no ha tenido al bebé en su vientre la pérdida es complicada, pero la madre que ha pasado el proceso de embarazo puede experimentar más dificultades.


El embarazo supone una serie de cambios físicos y hormonales, contra los que ha tenido que luchar, sin tener nada a cambio. Después, los cambios físicos siguen estando y el cuerpo tiene que volver a su equilibrio habitual. Es complicado sobre todo cuando además estamos en un proceso psicológico difícil


Todo empeora si el aborto ha llevado a problemas físicos, que impidan no poder volver a quedarse embarazada. En estos casos el duelo es más complicado, ya que la madre vivirá dos duelos: el de la pérdida de su hijo y el de la pérdida de su fertilidad y su posibilidad de ser madre.


A nivel psicológico, por tanto, las consecuencias son muy grandes para ambos padres. Emocionalmente, podrán sentir mucha culpa, enfado, impotencia, frustracción. Sentirán rechazo por otras madres o padres o incluso pueden llegar a aislarse socialmente. El impacto puede llevar a situaciones de ansiedad o depresión, a sentimientos de pérdida de sentido o de  vacío emocional, o incluso a replantearse si merece la pena seguir viviendo.


Cómo superar el duelo por aborto


Superar el duelo es complicado. Si hace poco que has tenido un aborto, seguramente consideres que será imposible salir de la situación en la que te encuentras. Cada persona necesita un tiempo de adaptación y tienes que darte ese espacio. Podemos darte algunos consejos para pasar lo antes posible por el duelo:


No te culpes o te avergüences


Es inevitable llegar a pensar que la culpa del aborto es nuestra, que no hemos tenido suficiente cuidado. Sin embargo, es una situación que es difícil controlar y que no depende de ti. Tenemos que dejar de lado los pensamientos distorsionados hacia nosotros, el aborto no es culpa de nadie.


También es habitual sentir vergüenza. Ante una situación tan estresante puedes pensar que es vergonzoso haber dejado que nuestro bebé se vaya. Nuevamente la culpa no es tuya, por lo que no debes avergonzarte.


No guardes tu dolor


Es importante que hables de ello, que comuniques como te encuentras a las personas cercanas. Sobre todo, es importante que abos miembros de la pareja habléis sobre lo ocurrido y os apoyéis mutuamente. Si no te sientes cómodo o cómoda pide ayuda a un profesional, te ayudará a sacar el dolor.


Inhibirnos a la hora de llorar o experimentar estas sensaciones dolorosas puede llevarnos a dejar cohibido el duelo, y a que aparezca cuando menos los esperemos y de forma más agresiva.


Escribe una carta de despedida


En ocasiones suele ser útil despedirnos de la persona que se ha ido. Aunque esa persona no pueda leer esa carta, servirá para decir todo aquello que tienes contenido y que le dirías a tu hijo. Es una forma de desahogarte y de empezar a aceptar la pérdida.


Pide ayuda profesional si es necesario


Si crees que has entrado en una situación complicada o que por ti mismo no puedes salir de la situación, pide ayuda a un psicólogo especialista.


Cómo ayudar a alguien que ha tenido un aborto


Si alguien de nuestro entorno ha vivido la dura situación del entorno, seguramente estemos viendo cómo esa persona sufre al pasar por el duelo. A veces no sabemos qué hacer o cómo actuar, creemos que no podemos ayudar. Sin embargo, existen algunas cosas que puedes hacer para suavizar el mal trago.


Evita minimizar el problema


No se te ocurra decir algunas cosas como "bueno, todavía no había nacido", "por lo menos ha fallecido antes de nacer", "estás exagerando", "tienes que salir adelante, no es para tanto".


Minimizar el problema hace que las personas se sientan peor. No puede evitar experimentar ese dolor, de hecho tienen que hacerlo. Si alguien les dice que esto está mal, empeorará su estado y pueden reprimir su dolor.


Escucha a la persona


No es necesario que digas nada. Frases vacías como "tranquilízate", "ya pasará" o "ya tendrás otros hijos" no suelen ser de gran ayuda. Tu ser querido no necesita que digas nada, solo que le escuches y estés a su lado.


Ofrece tu ayuda, no se la impongas


Cada persona necesita su espacio y su tiempo. Está bien que te ofrezcas a ayudar a la persona o que le aconsejes, pero no le obligues a cumplir tus expectativas. Déjale su tiempo y sus decisiones.


Ayudale a buscar ayuda profesional


Habla con la persona sobre su situación. Empatiza y hazle ver que es normal que se siente así, pero que puede pedir ayuda si lo necesita. Ayudale a buscar esta ayuda y acompáñale si es necesario.



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