Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
Aceptar la ruptura no es sencillo, es difícil hacerse a la idea de que jamás volveremos a vivir todos esos momentos y que, la persona a la que amamos, rehará su vida sin nosotros.
Diversos estudios para comprender los mecanismos cerebrales en una situación de amor, han mostrado cómo el reencuentro con la persona amada libera algunos neurotransmisores neuronales que también se liberan con el consumo de drogas. Y es que el amor estimula las zonas cerebrales del placer y hace que algunas sustancias como la serotonina, la dopamina o la oxitocina se segreguen en mayor proporción ante una situación de amor. Esto es lo mismo que ocurre cuando consumimos una droga.
¿El amor es entonces una droga? Para muchos sí. Que nuestro cerebro reaccione de esta forma ante el amor hace que nos volvamos un poco «dependientes de esa droga» y, por ello, cuando existe una ruptura de pareja, el duelo puede ser tan complicado que nos lleve a experimentar un gran dolor emocional. Dejar el amor es como dejar una droga, provoca un gran «síndrome de abstinencia».
El tiempo, sin duda, es un gran aliado a la hora de superar el desamor. Con el tiempo, las conexiones cerebrales implicadas en el amor se debilitan y la explosión de neurotransmisores de nuestro cerebro tiende a estabilizarse. Es decir, el tiempo va sanando la herida, nos vamos adaptando al cambio y vamos reconstruyendo nuestra vida.
Es importante tener en cuenta que el duelo no es un proceso lineal, sino que podemos tener recaídas. El duelo supone atravesar una serie de etapas de reconstrucción y aceptación de la nueva vida pero, en ocasiones, se puede retroceder a fases anteriores del duelo y esto no significa que no seamos capaces de reconstruir nuestra vida, sino que necesitamos más tiempo.
Muchas personas deciden cortar su relación de pareja, pero no cortan el vínculo con la otra persona. Es decir, siguen viéndose, siguen hablándose y se mantiene una especie de relación. Sin embargo, con el amor pasa lo mismo que con las drogas: para superar la adicción tenemos que estar en abstinencia. Es decir, la abstinencia significa que no podemos consumir la droga si queremos dejarla. Manteniendo el vínculo el proceso de duelo es mucho más largo, más duro y más complicado.
Los duelos son parte de nuestra vida. A lo largo de nuestra existencia seguramente tendremos que pasar por diversos duelos. La superación de las pérdidas supone una batalla que nos pone a prueba. Es en momentos complicados cuando salen a flor de piel nuestras fortalezas y, sobre todo, nuestras debilidades.
Muchas personas experimentan problemas a la hora de superar sus pérdidas. En la mayoría de casos se debe a que no poseen los recursos necesarios para abordar algo tan complejo. Estos recursos se van aprendiendo a lo largo de la vida y tienen que ver con la autoestima, las habilidades sociales, las habilidades de afrontamiento o incluso las habilidades de la vida cotidiana.
Algunas personas, cuando dejan una relación, tiene una autoestima y unas habilidades tan bajas que no son capaces de levantar la cabeza. Esto, además suele ocurrir cuando en la relación se ha dado un vínculo de dependencia.
A veces, por nuestra forma de ser o la forma de ser de nuestra pareja, creamos una relación poco adaptativa, en la que uno de los dos acaba siendo dependiente del otro. Necesita al otro para todo y necesita la aprobación de esta pareja en cualquier ocasión. Esto le lleva a reducir sus amistades, a dejar de salir o incluso aislarse, a no poder hacer nada sin el otro o sin su aprobación.
Si sientes alguna de estas cosas seguramente necesites la ayuda de un psicólogo especializado. El psicólogo te ayudará a recuperar o a conseguir tus recursos, así como desechar pensamientos irracionales o poco realistas.
Este tipo de relación, una relación dependiente, es una relación tóxica. Es tóxica porque nos reduce como personas, nos hace depender de la opinión o del comportamiento de otra persona. Sin embargo, somos humanos valiosos por nosotros mismos, antes que al resto nos necesitamos a nosotros. Tenemos que querernos y aceptarnos un poco para nuestro bienestar, necesitamos un espacio para nosotros mismos, necesitamos una vida individual y no solo una vida en pareja.
Las relaciones de pareja son complicadas. En muchas ocasiones nos encontramos con relaciones de pareja tóxicas. Se trata de aquellas relaciones sentimentales en las que, al menos uno de los dos integrantes, presenta ideas y comportamientos inadecuados, que lejos de conseguir una pareja estable, convierte a la otra persona en alguien vulnerable.
Ciertos comportamientos o actitudes en la pareja pueden provocar dinámicas peligrosas, que es importante detectar a tiempo. Las relaciones tóxicas pueden acabar trayendo problemas de maltrato y, por ende, llevan a la persona que lo sufre a reducirse hasta convertirse en algo muy pequeño y vulnerable. Si estás en una situación parecida es muy importante que pidas ayuda.
Ciertos comportamientos o actitudes en la pareja pueden provocar dinámicas peligrosas, que es importante detectar a tiempo. Las relaciones tóxicas pueden acabar trayendo problemas de maltrato y, por ende, llevan a la persona que lo sufre a reducirse hasta convertirse en algo muy pequeño y vulnerable. Si estás en una situación parecida es muy importante que pidas ayuda.
No obstante, hay que tener cuidado con juzgar antes de tiempo. Hay que tener en cuenta que actitudes tóxicas todos tenemos en algún momento. A veces, no somos capaces de hacer una autocrítica sobre nosotros mismos, pero sí que vemos los problemas en los demás. Hay que analizar la situación de forma objetiva antes de juzgar y tomar decisiones.
Con esto queremos decir que, que aparezca alguno de estos comportamientos no significa al pie de la letra que exista maltrato o que la relación sea tóxica. Normalmente una relación es tóxica cuando se dan varios comportamientos tóxicos de forma continuada. A lo mejor, si aparece alguno de estos problemas, no es que la relación sea tóxica, sino que está destinada a fracasar en algún momento.
Independientemente del tipo de relación, el duelo es algo por lo que hay que pasar. En relaciones tóxicas, dependientes o complicadas puede ser más complejo, necesitar más tiempo, es posible que aparezcan más recaídas y es muy probable que se requiera la ayuda de un profesional.
Las fases del duelo sentimental son similares a las fases del duelo en otro tipo de pérdidas, como la pérdidas por fallecimiento.
Cada persona vive el duelo de una forma distinta, no todos necesitamos el mismo tiempo ni pasamos igual por las mismas fases del duelo. Existen diferencias individuales que dependen de muchos factores personales (de la forma de ser, de las habilidades de afrontamiento, de la autoestima…) o relativos al tipo de relación (la consanguinidad, la dependencia, la dinámica de la pareja…).
En líneas generales, una persona que vive un duelo por separación, atraviesa las cinco siguientes fases:
Esta primera fase supone que la persona niega la realidad de la pérdida, es decir, hace como que no ha pasado nada y que la relación de pareja sigue existiendo. Parece un comportamiento poco realista pero, en realidad, es una forma de protegernos del impacto inicial que supone afrontar una pérdida.
Hacerse a la idea de que todo ha acabado es complicado y puede ser muy doloroso si no nos protegemos. Esta fase suele durar poco y es un puente para ir asimilando la pérdida.
Es importante que en esta fase prestemos atención a nuestras emociones y empecemos a analizar la situación de forma objetiva.
En esta fase, al irse dando cuenta de la realidad de la ruptura, la persona se enfada, siente rabia e ira contra uno mismo, contra la pareja o contra otras personas o incluso el mundo entero.
A menudo sentimos frustración y culpa, nos sentimos culpables por la ruptura y esto nos lleva a enfadarnos con nosotros mismos.
También podemos sentir impotencia y echarle la culpa a nuestra pareja de la ruptura, de forma que pueden aparecer incluso sentimientos de venganza.
Igualmente, es común que se eche la culpa y se expanda la rabia hacia otras personas cercanas a uno mismo o a la pareja.
Cuando la ira desaparece es muy común que aparezca el deseo de volver con la pareja y de intentar por todos los medios que esto ocurra. Es algo realmente peligroso porque, la persona suele estar tan encabezonada con recuperar su relación y acercarse de nuevo a la expareja y puede insistir de tantas formas posibles que es probable que la situación empeore más aún.
Cuando la persona empieza a darse cuenta de que no va a recuperar su relación, empieza a ser más objetivo y a entender que ya no hay marcha atrás. Por ello, suelen aparecer sentimientos de tristeza, similares a los que aparecen en una depresión.
Los sentimientos depresivos son normales en estos momentos y no tienen por qué asociarse a una depresión. La depresión por duelo tiene una causa identificable y objetiva, sin embargo, en un trastorno depresivo los sentimientos tristes pueden no tener una justificación e involucra otras muchas cosas.
Tras superar los sentimientos depresivos, la persona empieza a aceptar la pérdida y a visualizar un futuro sin esa persona. Empieza a reconstruir su vida, sabiendo que la relación no volverá pero la vida continúa. Ya no intenta volver con la persona y está más tranquila.
Llegar a esta fase se consigue con tiempo y afrontamiento. Es complicado dejar atrás todos los momentos vividos con una persona a la que se ha querido, pero al final todo río sigue su cauce.
Superar el duelo sentimental puede ser muy complicado. Depende de la persona y de la situación pero, podemos dar algunos consejos para avanzar en el duelo y superar la pérdida lo antes posible.
1. Siente tus emociones. Muchos amigos y familiares, en una situación de pérdida, nos dicen: «no llores, no merece la pena», «no llores, tienes que ser más fuerte». Sin embargo, tenemos que saber que vivir y expresar nuestras emociones puede ser de gran importancia ante una pérdida. No pasa nada por llorar o enfadase, las emociones son innatas en nosotros y tenemos que experimentarlas. Si no expresamos a tiempo nuestras emociones puede que aparezcan otros problemas, que el dolor se reprima y acaba manifestándose de otras formas, por ejemplo a través de problemas físicos en forma de somatización.
2. Trabaja con tu autoestima. Muchas personas, cuando han vivido una separación de pareja, ven afectada su autoestima. A veces el problema viene de antes: no nos queremos lo suficiente. Es difícil y en muchas ocasiones se necesita ayuda para ello pero, aprender a quererse uno mismo es esencial para superar el duelo y para tener en un futuro una nueva relación de pareja. Por lo tanto, siempre va a ser necesario incidir sobre este aspecto de nosotros.
3. Recupera o aumenta tus relaciones sociales. Es normal que, al principio, no tengas ganas de salir o de ver a nadie. te animo a que pases unos días contigo mismo pero, posteriormente es importante que no te aísles. Para superar el duelo es de mucha ayuda contar con una buena red de apoyo social. Así mismo, compartir situaciones sociales nos ayuda a sentirnos mejor, a pasar buenos momentos y recuperar un poco la alegría.
4. Actívate. Es importante no permanecer mucho tiempo sin hacer nada. Al principio es normal que cueste mucho realizar tareas o volver a tener actividad pero, cuanto más ocupados estemos más fácil será para nosotros salir de los peores momentos del duelo. Realiza actividades que te gusten y, por supuesto, no dejes de lado las tareas cotidianas o básicas (higiene, alimentación…).
5. El victimismo no es adaptativo. Ante una situación complicada muchas personas tendemos a adoptar una papel de víctima (ante los demás o ante la persona que hemos perdido). Sin embargo, esto no funciona y solo empeorará tu malestar, la relación y tus relaciones sociales. De todo lo malo se saca algo bueno, es importante ser resiliente e intentar mirar en positivo ante la situación y el futuro.
6. Pide ayuda si lo necesitas. No somos seres todopoderosos, no lo sabemos todo ni tampoco tenemos por qué ser capaces de hacer todo sin ayuda. Pedir ayuda es algo normal y no tiene por qué asustarte o darte vergüenza. Si crees que el duelo se está alargando o te está trayendo consecuencias graves, pide ayuda.