Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
La fagofobia es un miedo irracional e intenso a atragantarse. Este miedo puede ser tan fuerte que la persona puede acabar dejando de consumir alimentos sólidos o, en casos más graves, llegar al punto de no querer ingerir nada o que incluso tragar saliva le genere ansiedad. En este sentido, la fagofobia puede ser muy peligrosa y generar problemas de salud física y no solo psicológica.
Es una fobia que forma parte de los trastornos de ansiedad, aunque también está en ocasiones relacionado con el trastorno obsesivo compulsivoo más conocido como TOC. No es un trastorno muy común, aunque sí que es más común que se presente de forma más leve en personas que sí que se alimentan pero tienen ese miedo.
Efectivamente, es posible atragantarse. Esto es algo que hace que el problema se incremente y que sea más difícil de controlar. La posibilidad existe, pero la persona con fagofobia aumenta la probabilidad real para autoconvencerse de que se va a atragantar en cualquier momento y quiere evitarlo a toda costa.
Los síntomas de la fagofobia son similiares a los síntomas de ansiedad experimentados en otros trastornos, aunque varían de una persona a otra.
En la fagofobia podemos encontrar, por una parte, síntomas físicos. En este sentido, la persona con fagobofia puede experimentar síntomas ansiosos a nivel físico en el momento de ingerir algún alimento: aceleración de la respiración y del ritmo cardíaco, sudor, falta de aire, dolor en el pecho, dolores físicos, mareos o somatizaciones.
Por otra parte, existen los llamados síntomas cognitivos o del pensamiento como algo muy relevante. La persona con fagobofia piensa y cree que se va a atragantar o que es muy posible atragantarse, que se va a morir de un atragantamiento o incluso puede llegar a pensar que simplemente con la saliva se puede atragantar.
Así mismo, también existen síntomas conductuales. El más obvio y evidente es la evitación de la comida. La persona evitará comer alimentos sólidos o que crea que pueden tener mayor probabilidad de atragantamiento o incluso puede llegar a dejar de alimentarse, poniendo en grave peligro su salud. En este ámbito el espectro de síntomas será variable aunque, en resumen, será un escape o una evitación de cualquier situación de ingesta.
No suele haber una causa única para la fagofobia, sino que suele ser un combinación de circunstancias. Hablamos de algunas de las causas más comunes.
Por una parte, el haber vivido una experiencia de atragantamiento o el haber presenciado esta experiencia en otra persona suele ser un desencadenante bastante fuerte para que se desarrolle la fobia. Haber vivido la situación nos hace ver que la situación puede ser más probable de lo que pensábamos y nos acerca a este miedo.
Igualmente, haber crecido o vivido en un ambiente donde se le daba mucha importancia al atragantamiento puede ser un predisponente también intenso. Por ejemplo, si cuando somos pequeños nuestros padres expresan en nosotros el miedo a que nos atragantemos, podemos aprender a tener este miedo.
Otras causas están relacionadas con el perfeccionismo y la autoexigencia o en ocasiones con el trastorno obsesivo compulsivo. En el TOC la persona puede tener pensamientos obsesivos, relacionados o no con el atragantamiento, y acabar realizando rituales para evitar esos pensamientos (que pueden estar relacionados con no ingerir alimentos).
Cabe decir además que entre las causas también puede haber cierta predisposición genética.
La fagofobia también puede extenderse o manifestarse en otras personas. Es decir, no necesariamente tienes que tener miedo a atragantarte tú, hay personas que tienen miedo a que sus familiares o seres queridos se atraganten y esto sea el motivo de su fallecimiento. Sí que es verdad que detrás de todo esto suele haber un miedo más generalizado a que nuestro familiar fallezca, por esta u otras causas. No obstante, si es una persona dependiente o con problemas de deglución es más posible que nos preocupemos en este ámbito.
La fagofobia es un trastorno psicológico, por lo tanto requiere un tratamiento psicológico. En este sentido, la terapia cognitivo conductual ha mostrado ser eficaz para tratar problemas relacionados con las fobias.
En esta terapia el objetivo es tener en cuenta los pensamientos y las conductas desadaptativas que hacen que el pensamiento y el problema se mantengan. Los pensamientos distorsionados provocan ansiedad, de forma que la persona acaba asociando sus síntomas de ansiedad a la situación de tragar. Al tener el pensamiento distorsionado y el miedo, la persona con fagofobia evitará comer determinados alimentos, por lo que nunca comprobará que la ansiedad desaparece si ingiere el alimento y comprueba que el peligro no es tan real.
Para eliminar el miedo, por una parte, se suelen utilizar técnicas encaminadas a cambiar el pensamiento, como la reestructuración cognitiva para eliminar pensamientos distorsionados. Por otra parte, suelen emplearse otras técnicas más conductuales, como la exposición con prevención de respuesta. En esta técnica, se expone a la persona a su miedo de forma progresiva y controlada, para que la ansiedad vaya disminuyendo y la persona compruebe que no hay ningún peligro.
Si tú o un conocido presenta alguno de los síntomas de la fagofobia, es importante que búsqueis ayuda profesional para evitar el agravamiento de estos síntomas y el peligro en la salud de la persona.