Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
El gashlighting es una forma de manipulación en la cual la persona que lo lleva acabo intenta hacer dudar al otro de su memoria, su juicio, sus pensamientos o sentimientos. Normalmente se da cuando la “víctima” se queja de una situación y el otro se defiende de esa crítica haciendo creer al primero que se está equivocando.
Pongamos un ejemplo para que lo entiendas mejor. Imagina que estás haciendo unos recados y de paso con el coche ves a tu pareja con otra persona en un parque de la ciudad. Esto no tendría que ser un problema, porque a lo mejor son amigos y han quedado para dar un paseo. Sin embargo, te acuerdas que te había dicho que hoy iba a estar trabajando a esa hora y que, después, había quedado con unos amigos para jugar al fútbol. En algunas ocasiones es inevitable pensar que el otro no está mintiendo. Al darte cuenta de esto, por la noche, hablas con el otro y le comunicas lo que ha pasado. Te responde diciéndote que “estás loca”, “tienes alucinaciones”, “no me puedes haber visto en el parque porque hoy no trabajaba y había quedado con mis amigos para jugar al fútbol”. Vuelves a atar cabos y te acuerdas de que te había dicho por la mañana que se iba a trabajar y le manifiestas esto. Entonces vuelve a contestar diciéndote “yo nunca he dicho eso”, “estás perdiendo la cabeza y no te acuerdas de las cosas”.
En ese momento esa persona está intentando hacerte dudar de tus percepciones y de tu memoria. Te intenta convencer de que lo que has visto no es real y de que no te acuerdas bien de las cosas, que estás perdiendo la cabeza. No tienes pruebas que demuestren lo que has visto, por lo que es posible que acabes dudando de ti misma. Si esta situación se repite, es posible que esta técnica de manipulación esté manteniendo una relación dañina y que, además, haga que tu autoestima y tu bienestar se alteren.
Aunque es un fenómeno que ocurre mucho en las relaciones de pareja, no solo se da en este ámbito. En relaciones de amistad, familiares o de trabajo también puede aparecer esta manipulación, haciendo que nos sintamos mal con nosotros mismos y confundidos. Al principio, puede que intentes rebatir esos argumentos, pero al final es muy posible que, si el otro no cambia de pensamiento, acabes dudando de tus percepciones.
El término “gaslighting” proviene de una película estadounidense de 1944 basada en este fenómeno y llamada “gashlight” (“luz de gas”). En ella, una pareja recién casada se va a vivir a casa de una tía que había fallecido por un asesinato. Durante la película, la mujer empieza a tener sensaciones extrañas (ruidos en el desván mientras la luz de gas baja de intensidad, sensación de olvidar cosas o de que los objetos cambien de sitio o desaparezcan…). Esta situación le hace pensar que se está volviendo loca, cuando en realidad era su marido quien intentaba confundirla para conseguir su fortuna.
En realidad el gaslighting ha ocurrido desde hace mucho tiempo, aunque no se le había puesto este nombre. Las causas pueden ser muy diferentes, aunque el objetivo principal es confundir y manipular a la persona.
Es posible que la causa sea protegerse de una acusación. A veces hacemos cosas que no están bien, pero algunas personas no reconocen sus errores y no aceptan que les critiquen. Para no meterse en un lío pueden acabar mintiendo y confundiendo al otro, como una forma de escapar de la acusación y que todo siga como si nada. En otras ocasiones, la causa puede ser conseguir algo, como en la película el hombre quería quedarse con la fortuna escondida de su esposa. Otras veces simplemente forma parte de una forma de maltrato psicológico hacia el otro o de tener el control sobre él.
Aunque en todos los casos existe una manipulación, podemos decir que en el gaslighting pueden estar haciéndonos dudar sobre nuestras percepciones, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos o nuestra memoria.
En este tipo, el otro intentará convencerte de que lo que has visto o escuchado no es real. En el ejemplo que poníamos al principio, la pareja intenta hacer dudar al otro de que le ha visto con otra persona, como si su vista os u percepción estuviera alterada y hubiera tenido una alucinación.
También podemos sufrir manipulación en cuanto a nuestros pensamientos y creencias. Puedes pensar, por ejemplo, que no está bien que tu pareja de un beso en los labios a otra persona. Sin embargo, el otro puede defenderse diciendo que “eres una exagerada”, “estás anticuada” o “piensas demasiado las cosas”.
“Eres muy sensible”, “te afecta todo”, “no deberías llorar por todo”, “esto no es para tanto”. Que te hagan dudar sobre tus sentimientos también puede indicar una manipulación.
Otra de las formas de gaslighting más comunes tiene que ver con la memoria. Hacer creer al otro que no se acuerda bien de las cosas que hemos dicho o que ha dicho ella misma, que no se acuerde de dónde ha puesto las cosas o de lo que tenía que hacer, también es gaslighting si la intención es confundirle.
Cuando entras en el círculo de la manipulación es difícil darse cuenta y salir de ahí. Sin embargo, te dejamos algunas preguntas que puedes hacerte para saber si estás sufriendo gaslighting.
Las consecuencias a nivel psicológico de esta forma de manipulación son muchas.
Lo más común es acabar teniendo dudas sobre la propia salud mental o la memoria. Si una vez te dicen “estás loco”, seguramente lo niegues. Si te lo vuelven a decir, puede que empieces a dudarlo. Pero si te lo repiten constantemente, lo más normal es que acabes dudándolo o incluso creyéndotelo, aunque no existan pruebas que lo demuestren. Esto hace que acabes pensando que no estás sano mentalmente o que estás enloqueciendo.
También acabarás experimentando una bajada de autoestima. Si crees que tu salud mental no está bien, acabarás viéndote peor o considerando que no puedes tomar decisiones, expresar tus sentimientos o pensamientos, porque están mal. Esto hará que te veas inferior o insuficiente
En muchas ocasiones, estos efectos acabarán provocando síntomas de tipo depresivo o ansioso. Nerviosismo, angustia en determinadas ocasiones, tristeza, abandono de actividades, aislamiento, negatividad...
Si después de leer todo esto estás pensando que te están manipulando, es importante que tomes cartas en el asunto. Normalmente el gaslighting va aumentando, hasta acabar anulando o reduciendo al mínimo tu voluntad. Te damos algunas pautas para salir de este bucle.
Llegados a este punto es importante que analices de forma objetiva la situación. Una buena forma es apuntar a lo largo del día aquellos comentarios que te hayan desacreditado, en cuanto a tus pensamientos, percepciones, sentimientos o memoria. Toma nota durante varios días para poder identificarlo más específicamente.
Si en alguna de estas situaciones que has anotado tienes pruebas objetivas que realmente indiquen que no estás equivocado, es importante que lo analices y también lo anotes. Darte cuenta de que tienes razón en algunas situaciones de forma objetiva te ayudará a identificar y eliminar el gaslighting.
Si no tienes pruebas, analiza las pruebas del otro. ¿Tiene pruebas que demuestren que lo que dice es la realidad? Si no es así, ¿por qué deberías creer antes su criterio que el tuyo? En realidad, si no existen pruebas objetivas por ninguna de las dos partes es difícil saber “la verdad”. En muchas ocasiones son opiniones subjetivas, por lo que no estaría bien dar por más válida una respecto a la otra.
Al darte cuenta de la manipulación es posible que empieces a dudar si la relación con la otra persona es sana. En el caso de las relaciones de pareja puede que te plantees si te compensa seguir con la relación. Si la relación es con un familiar, también puede que te plantees si merece la pena tener una relación tan cercana.
Tanto si mantienes la relación como si no, aprender a marcar límites puede ayudarte. Establecer límites implica a veces decir que no, decir las cosas que te sientan mal, decir lo que piensas sobre determinados temas, aunque el otro tenga opiniones, pensamientos o percepciones diferentes.
Identificar los pensamientos autodestructivos que tienes sobre ti mismo y poder cambiarlos para tener una relación más sana contigo puede ser de gran ayuda a la hora de salir del gaslighting.
A veces es difícil salir de un círculo vicioso del que ni siquiera te das cuenta. Por ello, es importante que, si te sientes mal y crees que no puedes superarlo por ti mismo, acudas a un profesional de la psicología. Un psicólogo puede ayudarte a detectar estas conductas, controlarlas y mejorar tu día a día.