¿Qué es la irritabilidad?


La irritabilidad es un sentimiento que se desencadena a menudo por emociones negativas, como el enfado o la tristeza. Un sentimiento surge cuando hemos experimentado algunas emociones y luego hemos interpretado qué significan para nosotros estas emociones. Por ejemplo, ante una situación en la que tu pareja te ha echado algo en cara, puedes haber sentido enfado porque crees que no ha sido justo para ti y, entonces, empiezas a estar irritable por el malestar que esto te ha generado. Puedes saber más sobre esto en nuestro artículo sobre    diferencias entre emoción y sentimiento.


Los síntomas comunes de la irritabilidad son un gran estado de ira, sensibilidad emocional o llanto y/o ansiedad, entre otros.


¿Cómo saber si estoy irritable?


Todos podemos estar irritables en algunos momentos de nuestra vida. Es un sentimiento que generalmente se desencadena por estar atravesando una situación de estrés o de tipo depresivo. Aunque en el día a día también podemos irritarnos como una forma de equilibrio, de protegernos de los peligros del entorno.


La persona con irritabilidad está quemada, no puede tolerar ni el más mínimo posible problema, siente que es una bomba a punto de explotar y que no lo puede controlar.


Los síntomas más destacables son, por una parte, la mala actitud o malas reacciones hacia personas del entorno o queridas. Puede ir desde conflictos con estas personas hasta el aislamiento emocional de ellas.


Otro síntoma puede tener que ver con el cansancio. La ira y la ansiedad generan un aumento de energía en el cuerpo en situaciones estresantes. Después de la situación, el aumento estrepitoso de energía suele traer como efectos secundarios el cansancio y la desgana.


Igualmente, suele haber un desajuste en algunas necesidades básicas: como el sueño o la alimentación.


Causas de la irritabilidad


La irritabilidad puede llegarnos por dos vías. Por una parte, pueden existir estímulos externos que nos generen enfado e irritabilidad (como por ejemplo un conflicto en la relación de pareja). Por otra parte, es posible que estemos irritables por estímulos más internos. En este sentido, los estímulos internos pueden ser a nivel físico (como un dolor en alguna zona de nuestro cuerpo) o a nivel psicológico (algún estado emocional negativo, como una situación depresiva o de estrés).


Las causas pueden ser muchas. No obstante, es común que se manifieste como un síntoma de otro problema psicológico. La irritabilidad está muy unida a la depresión o la ansiedad.


La depresión, aunque comúnmente se conoce como un estado de tristeza, también puede manifestarse en desajustes emocionales. Por ello, la irritabilidad suele ser un indicio de que algo no va bien y detrás de todo puede estar el inicio de una depresión. No obstante, tienes que tener en cuenta que no siempre que hay irritabilidad hay depresión. Si la irritabilidad está provocada por la depresión, es posible que te intereses conocer los  síntomas de la depresión  y su tratamiento.


La irritabilidad también puede deberse a una situación estresante. Cuando estamos estresados o ansiosos cualquier pequeña cosa que añada un poco más de estrés a nuestra vida puede ser un detonante de un gran enfado o irritabilidad.


Por otra parte, la irritabilidad también puede ser algo unido a la personalidad de la persona. Desde que somos pequeños, y a lo largo de nuestra vida, vamos aprendiendo una forma de ser y de comportarnos.


Cómo manejar la irritabilidad


Te damos algunas pautas para controlar la irritabilidad e impedir que se apodere de ti.


Si crees que detrás existe un problema de ansiedad o depresión, pide ayuda


Si la irritabilidad está asociada a un estado psicológico negativo, suele ser necesario tratar este problema para eliminar la irritabilidad. En estos casos, suele venir bien acudir a un profesional de la psicología, que te oriente sobre el proceso y te ayude en el cambio. Si quieres más información puedes leer nuestro artículo sobre  cómo superar la depresión.


Analiza en qué situaciones te pones irritable


Tienes que conocerte, para poder controlarte. Seguramente la irritabilidad aparecerá en situaciones similares. Suele ser útil que identifiques aquellas situaciones que te generan gran enfado e irritabilidad.


Tiempo fuera


Cuando estés en una situación que crees que puede ser irritable, intenta pararte y salir fuera de la situación antes de que llegue el enfado y la ira. El tiempo fuera te ayudará a relajarte un poco y analizar la situación de forma más objetiva.


Elimina pensamientos distorsionados


Ahora que estás más calmado o calmada, quítale hierro al asunto. Es probable que te des cuenta que tu reacción es exagerada y que tu pensamiento se ha magnificado. Analiza hasta qué punto tu enfado es realista.


Practica la relajación


Ante situaciones estresantes, conviene tener alguna técnica de relajación que permita tranquilizarnos. En este sentido las técnicas de relajación o de  mindfulness  suelen ser de utilidad.


Comunícate con las personas


Cuando la tormenta haya amainado, habla con la otra persona de forma asertiva. Intenta hacerle ver cómo te has sentido y por qué has reaccionado con enfado. Encuentra la empatía en el otro.


Si lo necesitas, pide ayuda


Un psicólogo puede ayudarte a superar el problema de irritabilidad de forma más sana y eficaz. Si crees que por ti mismo no puedes controlarte, pide ayuda profesional.


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