Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
La nosofobia, como la palabra indica, es el miedo irracional e incontrolable a padecer una enfermedad grave, que pueda llevarnos a la muerte en un futuro.
El miedo de la persona con nosofobia es tan intenso que evita acudir al médico, evita informarse sobre cualquier síntoma y evita conocer situaciones de otras personas o incluso ver películas de enfermedades o médicos, donde pueda identificar algún síntoma. En definitiva, el nosofóbico evita cualquier circunstancia que pueda confirmar que padece una enfermedad. "Si no lo conozco, no existe".
Detrás de todo esto y como se puede intuir, existe una gran tanatofobia o miedo a la muerte. La persona nosofóbica hace todo lo posible por no envejecer o por no enfermar. Se cuida bajo cualquier circunstancia. Por ello también es una fobia que suele aparecer sobre los 40 años, cuando empieza el declive físico del ser humano.
El nosofóbico puede realizar una vida normal, a no ser que tenga que enfrentarse a los síntomas y a la realidad.
La hipocondría implica que la persona que la padece vive aterrada y convencida de padecer una enfermedad que no padece.
El hipocondría puede o no tener síntomas físicos a partir de los cuales empieza a construir su creencia firme y contundente de que padece una enfermedad. Esta persona emplea mucho tiempo y recursos en informarse. En este sentido, en la actualidad es muy común que esta persona esté pegada a internet como una vía de búsqueda de información rápida, llegando incluso a la "cibercondría". Digamos que la inmensa información que hay en internet puede agravar los síntomas del hipocondríaco.
También buscará constantemente las pruebas médicas. Irá de médico en médico buscando a alguien que confirme su enfermedad. Las pruebas negativas no lo tranquilizarán, pues seguirá creyendo y pensando que su enfermedad no se ha detectado en dichas pruebas, que son poco finas, que a lo mejor en las próximas semanas sí que detectan la enfermedad o incluso que el médico no es un profesional y por su culpa se va a morir.
Esta situación suele afectar a otros ámbitos de su vida: laborales, académicos, económicos o familiares. El hipocondríaco no tolera que nadie racionalice sus síntomas, siempre intentará buscar una enfermedad.
El hipocondríaco no tiene estas conductas por llamar la atención, como en muchas ocasiones se puede pensar. Sino que es el miedo a padecer dicha enfermedad lo que lo lleva a buscarla continuamente.
La nosofobia y la hipiocondría pueden confundirse, al tratarse de trastornos muy parecidos que comparten un temor irracional y exagerado a padecer una enfermedad grave y morir. Sin embargo, no son el mismo trastorno y existen diversas diferencias que merece la pena tener en cuenta.
Por una parte, en la hipocondría la persona está totalmente convencida de que padece una enfermedad, mientras que en la nosofobia lo que existe es un temor a contraer esta enfermedad.
Así mismo, el hipocondríaco buscará cosntantemente información, médicos y pruebas médicas que confirmen su enfermedad. En cambio, el nosofóbico, evitará constantemente cualquier circunstancia que le lleve a pensar que la enfermedad existe.
El nosofóbico puede vivir tranquilo, mientras se aleje de cualquier cosa que le lleve a pensar en la posible enfermedad; sin embargo, el hipocondríaco no puede estar tranquilo, es rígico e incansable a la hora de buscar su enfermedad.
El hipocondríaco también busca constantemente información, se documenta e investiga las enfermedades. El nosofóbico, en cambio, evita incluso ver películas o series de enfermedades o médicos, donde pueda aparecer alguno de sus síntomas.
El hipocondríaco suele estar acompañado de muchos otros síntomas de ansiedad, depresión,insomnio ...sin embargo, el nosofóbico vive más tranquilo.
Para la nosofobia (y también para la hipocondría) el tratamiento indicado es psicológico. En este sentido, ha demostrado grandes resultados la terapia cognitivo conductual, un método centrado en las conductas y en los pensamientos que mantienen el problema
En este sentido, una de las técnicas más utilizadas es la reestructuración cognitiva, para detectar pensamientos distorsionados y cambiarlos por otros más realistas. También ha resultado útil la exposición con prevención de respuesta. Esta última técnica, centrada en exponer progresiva y controladamente a la persona a su miedo, suele dar miedo y causar rechazo a la persona, sin embargo hay pruebas de su efectividad en este y muchos otros trastornos.
La persona hipocondríaca suele rechazar más aún este tratamiento, pues está convencido de que su problema es físico y no psicológico. Si crees que padeces hipocondría y nosofobia, no dudes en pedir ayuda a un profesional.