Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
Una relación tóxica implica dinámicas destructivas y poco sanas para el bienestar de los miembros. Las relaciones tóxicas pueden darse en una relación de pareja, que es el ámbito más conocido, aunque también pueden surgir en otro ámbito: por ejemplo podemos tener una relación tóxica con nuestra madre.
En este artículo, nos centramos en el ámbito de la pareja, ya que son las relaciones tóxicas que, por su capacidad destructiva, solemos abandonar.
Una relación tóxica en la pareja suele darse cuando uno o ambos miembros tienen conductas abusivas contra el otro: celos, control excesivo, aislamiento, dependencia...
Algunas relaciones tóxicas son fácilmente identificables, pero otras son más sutiles. Conviene analizar algunas conductas que son tóxicas en una relación de pareja. Te contamos las más comunes:
Este síntoma es quizá el más claro de que estamos ante una relación tóxica. La violencia física siempre es algo de lo que nos tenemos que alejar. Igualmente, la violencia psicológica es más sutil, pero genera el mismo o incluso más daño. Por violencia psicológica entendemos, por ejemplo, los celos, las amenazas, humillaciones o descalificaciones de la otra persona.
A veces podemos sentir celos por miedo a perder a la otra persona, sin embargo, cuando los celos se convierten en algo patológico y dañino, pueden ser un síntoma de relación tóxica.
Los celos en la pareja a menudo provocan el control hacia el otro. Si nos preocupa que nuestra pareja tenga relaciones con otras personas, podemos acabar controlando lo que hace o dónde va e incluso llegar a aislarla del resto.
Es otro tipo de síntoma de relación tóxica, que también puede ser una especie de violencia psicológica.
Chantagear y manipular al otro es síntoma de una relación poco sana. El chantage significa que el otro nos hace hacer lo que nos diga, porque sino habrá consecuencias. Un ejemplo de chantage es "si sales con esa amiga tendremos un problema".
Todo lo contrario, si la persona pasa de ti o te ignora, también podemos estar ante una relación de toxicidad. Ni un extremo ni el otro, lo sano es tener confianza y seguridad en el otro, pero también pasar momentos con él.
La infidelildad, sobre todo sin arrepentimiento y de forma repetida, es otro signo claro. Esto es así si la relación de pareja está establecida como un compromiso de dos, en el que ninguna otra persona puede entrar. En el caso de relaciones abiertas puede no considerarse una infidelidad, ya que ambos miembros acuerdan este tipo de vínculo. Sin embargo, en esta última situación puede existir también toxicidad: si te sientes obligado a tener una relación abierta, cuando tú no quieres.
La dependencia de tu pareja sobre ti, de ti sobre ella o de ambos tampoco es una buena señal. Tener una excesiva dependencia del otro genera muchas dinámicas destructivas y acaba aislándote y limitándote en el día a día.
Si has vivido una relación tóxica y has tomado la decisión de dejarlo, has hecho lo correcto. Sin embargo, seguramente te sientas un poco perdida o perdido a la hora de gestionar la situación actual y saber cómo olvidar o alejar de tu pensamiento a esa persona. Te damos algunas pautas para salir de la mejor manera posible de esta situación.
Es importante que sepas hasta qué punto la relación era tóxica. Encuentra las dinámicas destructivas e incluso anótatelas. De esta forma te acordarás de por qué la relación ha terminado y entenderás que era la mejor decisión.
Puede servirte de ayuda elaborar una lista de ventajas y desventajas de estar con esa persona. Y también una lista de ventajas y desventajas de haberlo dejado.
Es difícil, pero necesario. Tienes que alejarte de esa persona. El contacto cero es la mejor elección en estos momentos. Deja de hablar con esa persona, bloquéalo de las redes sociales si es necesario. No cedas ni quedes con esa persona, lo mejor es que ambos tengáis un espacio y un tiempo.
Piensa en tu vida antes de conocer a esta persona. ¿Cómo era?, ¿Qué te gustaba y qué no te gustaba de esa vida? Analiza cuáles de los aspectos de tu vida anterior te gustaban y ya no están. Quizá sea el momento de recuperarlos. Retoma amistades o relaciones, aficiones o cosas que hacer en el día a día.
Todos los días dedica un pequeño tiempo a ver cómo te sientes en tu vida de ahora y respecto a lo que ha pasado. Destaca los aspectos positivos de hacer dejado la relación y encuentra motivos para seguir adelante sin esa persona.
Muchas veces pecamos de ver al otro como alguien ideal, sin defectos. Nos agarramos a que es una persona increíble, que no tiene defectos. Esto es algo poco realista y muy dañino. Acúerdate de todas esas cosas negativas, de cómo sus dinámicas te afectaban emocionalmente y en el día a día
Toda pérdida, aunque sea de una relación dañina, requiere un proceso de adaptación. De un momento a otro no te vas a sentir bien, tiene que pasar un tiempo en el que proceses y aceptes la vida sin esa persona. Tienes que pasar por el duelo sentimental y cada persona necesita su tiempo.
Puede que sea necesario pedir ayuda y no pasa nada. Un psicólogo te ayudará en el camino hacia tu nueva vida.
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