Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
La monogamia es el vínculo sentimental entre dos personas, sin existir con otras personas ningún otro contacto a nivel sentimental y/o sexual. La monogamia ha sido objeto de estudio tanto en seres humanos como en animales.
Las raíces de la monogamia vienen de mucho tiempo atrás. El inicio en los humanos surgió cuando los bebés se hicieron más frágiles y era necesaria la presencia de dos padres para garantizar la supervivencia. Anteriormente, el fin de las relaciones era tener hijos y expandir los genes. Por ello, los hombres copulaban con muchas mujeres, sin establecer una relación emocional con ninguna de ellas, y las mujeres tenían hijos con varios hombres. El origen fue la supervivencia, pero el mantenimiento actual de este tipo de relaciones se debe más bien a algo cultural y romántico.
Es cierto que, en general, el ser humano es la única especie que parece tener una idea de amor romántico. Otras especies pueden ser monógamas, pero con otros motivos. En este sentido, por ejemplo, se sabe que las aves son el animal más monógamo. Esto no es por amor o romanticismo, sino para proteger a las crías y conseguir que sobrevivan. Los huevos deben ser incubados y no se puede abandonar a las crías en el nido. No obstante, también es necesario tener comida para sobrevivir. Por ello, uno de los padres se queda en el nido y otro se va en busca de alimento. Es necesario que mantengan esta relación monógama para garantizar la supervivencia.
En los humanos, en la actualidad, ya no sería tan necesaria la presencia de dos padres para cuidar a los hijos. De hecho existen muchas familias en las que solo existe un progenitor (familias monoparentales). Sin embargo, seguimos siendo monógamos. ¿Por qué ocurre esto, si nuestra biología nos lleva a establecer más relaciones?
La respuesta es cultural. La sociedad se fue convirtiendo en algo utópico, donde encontrar el amor eterno era uno de nuestros principales objetivos. Además, somos seres sociales, necesitamos relacionarnos y, de esta forma, nos garantizamos tener un contacto humano más continuado. La sociedad se fue conformando en torno a parejas y los que quedaban "sueltos" buscaban sin cesar relacionarse.
Si en tu entorno estás rodeado de parejas monógamas, que prestan la mayor parte del tiempo a su pareja, es normal que también busques esta forma de relacionarte. Por una parte, por no ser "el raro" y, por otra, por no quedarte solo, al ver que todo el mundo a tu alrededor tiene pareja.
La monogamia tiene unos límites marcados que ambos miembros se comprometen a cumplir. Sin embargo, muchas personas acaban incumpliendo este contrato a través de infidelidades. Algunas estadísticas muestran que un 60% de los hombres y un 40% de las mujeres han sido infieles a sus parejas en alguna ocasión.
¿Cómo es posible que este porcentaje sea tan elevado? Los límites de una relación de pareja monógama a veces chocan con la biología. Nuestro instinto sexual hace que queramos contacto con otras personas. Además, el sexo con la misma pareja durante mucho tiempo puede llegar a ser rutinario y aburrido. Las parejas avanzan en diferentes fases durante la relación, que van desde la primera fase inicial de pasión, hacia algo más estable y realista.
Esto nos hace pensar que la monogamia no funciona demasiado a día de hoy. De hecho, a nivel psicológico podemos pensar que en un futuro las relaciones no serán tan largas como las que tenían por ejemplo nuestros padres. Cabe decir que no es que ahora hayamos cambiado, sino que antes los problemas de la monogamia se ocultaban. La cultura nos llevaba a casarnos, tener hijos y permanecer con la misma pareja hasta el fin de nuestros días. Sin embargo, no significa que no hubiera infidelidades o que todas las parejas antes fueran eternamente felices.
Los problemas de la monogamia hacen que aparezcan otras formas de relacionarnos amorosamente. Puede que no estemos preparados para estar eternamente con una única persona, pero tampoco estamos preparados para estar solos. Esto hace que aparezcan alternativas.
Muchas relaciones monógamas se mantienen por el vínculo emocional, aunque el vínculo sexual haya disminuido con el tiempo. A día de hoy, muchas parejas intentan solucionar este problema con algunas alternativas, como las relaciones abiertas o el poliamor.
En las relaciones abiertas existe un vínculo emocional con una persona, pero la relación se abre a nivel sexual. Esto quiere decir que las personas de la pareja se comprometen a seguir con la relación emocional, pero pueden tener a su vez relaciones sexuales con otras personas.
Teóricamente, la idea está muy bien. Es una forma de mantener el vínculo emocional con una persona y alargar la relación en el tiempo, evitando que existan infidelidades, ya que los contactos sexuales con otras personas forman parte de los límites de la relación.
El poliamor no solo implica que se establezcan relaciones sexuales con otras personas, sino que también pueden existir relaciones emocionales. Es decir, el poliamor consiste en tener varias relaciones de pareja, tanto a nivel emocional como sexual.
Estos nuevos tipos de amor plantean muchas dudas. En una sociedad monógama resulta difícil salirse de lo habitual sin que existan problemas.
El mayor problema a la hora de mantener una relación abierta o de poliamor radica en los celos. Los celos en la pareja provienen de la monogamia, es un mecanismo de defensa para evitar perder a una persona a nivel sentimental. Los celos están muy ligados a la cultura, son una forma de reaccionar a la posibilidad de perder una relación.
Los celos son un sentimiento. Cuando vemos a nuestra pareja con otra persona podemos tener emociones diferentes, como la tristeza o el enfado. Después, automáticamente interpretaremos estas emociones y, probablemente, sentiremos celos o nos sentiremos defraudados o engañados.
En el poliamor o las relaciones abiertas teóricamente no deberían existir los celos. No obstante, en muchas ocasiones es muy difícil quitar algo tan arraigado. Nos resulta difícil cambiar los patrones que llevan establecidos en la sociedad tanto tiempo. Por una parte, vamos en contra de "lo normal" y, por otra, en nuestra mente también está automatizado el concepto de pareja monógama.
Efectivamente, son posibles las relaciones abiertas y el poliamor. Sin embargo, estos tipos no están exentos de problemas y, en muchos casos, será difícil mantener la confianza y una relación saludable.
Si estuvieramos en una sociedad diferente, donde la cultura no nos hubiera autoimpuesto algunas formas de pensar, podría ser más fácil que este tipo de relaciones salieran adelante. En algunas sociedades el cambio está en marcha y, algunas personas ya han optado por relaciones más poliamorosas. En Estados Unidos entre un 4 y un 5% de las relaciones son poliamorosas, existiendo duraciones medias de hasta 8 años. Esto nos hace pensar que la cultura y la sociedad pueden avanzar hacia algo totalmente diferente a la monogamia actual.