Patricia San Valero
Psicóloga en Psyfeel
Una profecía autocumplida o también llamada autorrealizada es una predicción que hace una persona y que inconscientemente provoca que finalmente se cumpla. Esto que parece tan extraño y difícil de creer pasa más a menudo de lo que pensamos en la vida cotidiana.
El concepto procede del sociólogo Robert K. Merton el cual postuló un teorema que reza: “Si una situación es definida como real, esa situación tiene efectos reales”. Lo que quería decir Merton con esta sentencia es que las personas no reaccionamos a las situaciones que nos rodean, sino a la interpretación que hacemos de estas y que esa reacción incide de nuevo en la situación principal.
Imagínate que tu amigo está hoy muy callado. No es normal que una persona tan extrovertida como es él se mantenga tanto tiempo en silencio por lo que comienzas a pensar si la situación va contigo. Reflexionas e interpretas que está enfadado por una bobada que le dijiste el día anterior y te enfadas porque sientes que tampoco es para tanto. Este enfado hace que cambies tu actitud y comiences a ser borde con él. El desenlace es que tu amigo ahora está enfadado contigo, pero porque has sido muy hostil con él.
Probablemente, antes estuviese en silencio por cansancio, porque estuviese agobiado o triste o porque simplemente no tenía nada que comentar, pero con tu actitud has provocado su enfado.
Entonces, ¿Cómo funcionan exactamente estas predicciones? Funcionan porque actuamos en función de nuestra interpretación provocando que finalmente el resultado sea el esperado y reafirmando a la persona en que su idea era la acertada.
Pero en este proceso opera otro error que distorsiona nuestra percepción de la realidad que es el sesgo de confirmación. Este sesgo de confirmación funciona como un filtro para nuestra mente con el cual solo procesamos y atendemos a la información que casa con nuestros pensamientos.
Este sesgo está presente de manera continua en nosotros: compramos los periódicos que casan con nuestra ideología política, atendemos solo a las bondades que hace el famoso que nos gusta y evitamos todos sus escándalos, se nos llena la boca al hablar de nuestro culto obviando las barbaridades que se han cometido en su nombre…
Pero veamos cómo se aplica este sesgo al ejemplo anterior de profecía autocumplida:
Si veo que mi amigo está muy callado hoy y acabo interpretando que está enfadado conmigo, todo lo que haga lo voy a ver desde ese prisma: no habla porque me odia, está más distraído porque me trata de rehuir la mirada, ha cerrado fuerte la puerta por que esta rabioso y no ha sido provocado por la corriente que hay en esta sala...
Este filtro hace que todo sea interpretado bajo nuestra perspectiva y no desde la realidad más objetiva.
Seguro que ya te haces un idea de que estas profecías se dan en todos los ámbitos de la vida (relacional, laboral, académico…). Sin embargo, nos cuesta verlas en nosotros mismos ya que la mayor parte de las veces no revisamos aquello que pensamos, dándolo por supuesto.
Es normal que no nos cuestionemos porque ¡estamos de acuerdo con el 95% de las cosas que pensamos! Sin embargo, es importante que nos reevaluemos. Como dijo Sócrates: “Una vida sin examen no merece la pena ser vivida”. Esto se refiere a la necesidad de que pongamos en duda nuestras fuentes y nuestras bases porque nosotros también somos víctimas de sesgos cognitivos y estos nos pueden abocar a errores.
Para que no caigamos en las garras de estos errores cognitivos y acabemos cambiando nuestros comportamientos es importante seguir las siguientes pautas:
El primer paso para combatir estas predicciones es ser consciente de lo que pensamos. Aunque muchos pensamientos lleguen a nuestra mente es importante no tomar todos sino aquellos que sean más realistas y útiles.
Tal y como comentábamos en el apartado anterior es importante que tras identificar nuestros pensamientos nos preguntemos de donde vienen y si son ciertos y útiles. Para esto es bueno observar como aparecen (si son fruto de la rumiación, si son pensamientos más intrusivos…), si su lenguaje es flexible o es muy rígido y si estos cambian mi comportamiento y de qué forma.
Tendemos a interpretar la relación con los filtro sde lo que hemos visto anteriormente (Si he suspendido una vez seguro que en segunda convocatoria también voy a suspender). Por lo tanto, es importante reflexionar sobre si estamos interpretando a partir de nuestros recuerdos o con pruebas objetivas y fiables.
También es útil tratar de recordar situaciones en las que la profecía no se cumplió aunque sí la hicimos. Solemos recordar menos estas situaciones, pero existen así que trata de rescatarlas de tu memoria.
Es esencial que trates de visualizar que cosas vas a conseguir si continúas con las acciones provocadas por tu actitud:
Si continuo desconfiando de mi pareja porque creo que me va a ser infiel y no quiero perderla, lo más probable es que la acuse tanto que un día no lo soporte más y me deje.
Si siento que no estoy capacitado para sacar adelante el proyecto que me ha asignado mi empresa, es posible que el estrés y la ansiedad provoquen que me concentre menos y me salga peor.
Si continuo pensando que mi vida nunca va a mejorar y que siempre voy a estar triste no voy a esforzarme por mejorar, hacer otras actividades, conocer gente nueva o acudir a terapia haciendo que cada vez me sienta peor y se cumpla lo que había predicho.
Como podemos ver estas profecías están muy presentes en nuestra vida y tenemos que conocerlas para tomar conciencia de ellas y no permitir que tomen las riendas de nuestra vida ni condicionen nuestras decisiones.