¿Cómo aprender a amar?
Quieres aprender a amar de verdad, igual esto te interesa
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Pero, ¿quién dice que solo existe un tipo de amor? ¿Qué es el amor realmente, y qué no es el amor? ¿Cómo se entiende este concepto desde la psicología?
A nivel neuroquímico, la ciencia considera que el amor, o más bien, el enamoramiento, es un “juego” de hormonas; una cascada bioquímica que tiene lugar en el cerebro, y que incluye la activación de diferentes estructuras: la amígdala, la corteza prefrontal, el hipotálamo, el núcleo accumbens y el área tegmental frontal.
Investigadores del Centro de Neuroética de la Universidad de Oxford explican que en el amor (y también en el consumo de drogas) se produce una inundación de dopamina en el cerebro, que causa una fuerte sensación de recompensa, y esto provoca el círculo vicioso de euforia, deseo, dependencia y abstinencia.
Robert Sternberg, psicólogo estadounidense, desarrolló la Teoría triangular del amor (1986-1988). Según esta teoría, citada en el Manual de Psicología Social de Hogg y Vaughan (2010), habría tres componentes en el amor, y la combinación de los tres daría lugar a cuatro formas de amor.
Los tres componentes del amor, según Sternberg, son:
Amor romántico, amor fatuo, amor compañero y amor completo
Fruto de la combinación de estos tres elementos, encontramos cuatro tipos de amor:
Amor romántico: se da cuando los amantes se atraen tanto física como emocionalmente, pero este sentimiento de unión y compenetración no va acompañado de compromiso.
Amor fatuo: la pasión cristaliza enseguida en compromiso, sin dar tiempo para que la intimidad surja.
Amor compañero: se refiere a la situación en que los componentes de intimidad y compromiso aparecen unidos, pero sin el componente de la pasión.
Amor completo: también llamado “amor consumado” o “amor perfecto”, combina los tres componentes. Según Sternberg, es un amor difícil de alcanzar y de mantener.
Helen Fisher, bióloga y antropóloga que ha dedicado más de 30 años de su vida a intentar comprender el amor, es una de las investigadoras más conocidas en este campo de estudio. En su libro “Por qué amamos: Naturaleza y Química del Amor Romántico” (2004) explica que se centró en estudiar los mecanismos cerebrales que están implicados en el proceso de enamoramiento y el amor, es decir, la psicobiología del amor.
Para sus investigaciones Fisher sometió a varios sujetos que se encontraban locamente enamorados a escáneres IMRf (resonancia magnética funcional), con el objetivo de descubrir qué áreas del cerebro se activan cuando el sujeto piensa en su ser amado (para el experimento, utilizó fotografías de sus seres amados).
Los resultados que encontró Fisher fueron los siguientes; muchas partes de nuestro cerebro se activan cuando estamos enamorados, sobre todo el núcleo caudado, el llamado “sistema de recompensa” del cerebro, la red mental que controla la excitación sexual, las sensaciones de placer y la motivación para conseguir recompensas.
Cuando nos enamoramos, se liberan en esta zona grandes cantidades de dopamina, una sustancia implicada en la motivación y el deseo, que nos permite percibir una recompensa, así como motivarnos y planificar los pasos para conseguirla. Además, también se activan otras regiones del sistema de recompensa, incluidas las áreas del septum y el área ventral tegmental (AVT).
En el ATV se libera dopamina y también norepinefrina; estos neurotransmisores se distribuyen por el cerebro y nos permiten estrechar la atención (lo que nos puede llevar a idealizar a nuestro ser amado, viendo solo las cosas positivas), obtener energía y experimentar una fuerte sensación de euforia (típica del enamoramiento).
Desgraciadamente, aún existen muchos prejuicios asociados al amor, o más bien, prejuicios que nos dicen “a quien amar” y que hacen daño (como si amar a ciertas personas, de cierto género, no estuviera bien).
Tras estos prejuicios se esconde mucho odio hacia ciertos colectivos como las personas homosexuales, por ejemplo, o hacia las parejas transexuales, transgénero, etc., que conviene erradicar con educación y tolerancia hacia la diversidad. La naturaleza del amor debería ser, ante todo, la libertad.
Por otro lado, a nivel social, hemos de decir que el amor (en su significado más extenso) cumple una función importante, ya que nos conecta a las personas y nos acerca a ellas; además, es el ingrediente clave para que las relaciones sociales perduren. Y cuando no experimentamos amor (ya sea en la familia, con los amigos…), es fácil que experimentemos un fuerte sentimiento de soledad.
“Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Sólo mediante el amor y la amistad podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos.” -Orson Welles-
El verdadero significado del amor es muy subjetivo, y cada persona encontrará el suyo propio, aunque seguro que se encuentra mirando hacia dentro y no hacia fuera, y alejado del mito del amor romántico.
Sin embargo, sí podemos decir que se relaciona con la libertad, con querer al otro como ser libre que es, y con la aceptación incondicional del otro: “te acepto como eres y te quiero, con tus defectos y tus virtudes”.
Por contra, el no-amor (o el amor patológico), y específicamente la falta de amor en las relaciones, es todo aquello que se aleja de una relación de sana (ya sea a nivel de pareja, de familia, amigos…), y que incluye elementos como:
Implica sentir que necesitamos a otra persona para ser felices, y se traduce como una necesidad excesiva de cariño, afecto y disponibilidad de la persona con la que hemos iniciado un vínculo afectivo.
Los celos son otro elemento que podríamos catalogar como la antítesis del amor; es una emoción que se experimenta como desagradable y que en la mayoría de casos denota falta de seguridad en uno mismo y en la pareja.
Nadie es propiedad de nadie. Creer que el otro nos “pertenece” y que por ello, podemos hacer lo que queramos con esa persona (o que esa persona debe hacer lo que nosotros queramos por el mero hecho de ser nuestra pareja), es otra señal de amor patológico o falta de amor.
Finalmente, la manipulación es una conducta dañina hacia las personas que implica acciones para que el otro haga lo que nosotros queremos a través del engaño o la persuasión, y que también denota falta de amor.
Y para ti, ¿qué es el amor realmente? ¿Te lo habías preguntado alguna vez? Recuerda, si quieres amar, tan solo… ama:
“Donde no hay amor, poned amor y encontraréis amor.” -San Juan de la Cruz-