La desmotivación es una especie de bloqueo, que nos lleva a sentir que no avanzamos o que no tenemos energías para seguir con las cosas que hacíamos. A la vez, el estar desmotivados nos lleva a infravalorarnos y a arrepentirnos de no avanzar. Todo ello se convierte en un círculo vicioso del que es difícil salir.


Entendiendo que es la desmotivación


Para saber que es la desmotivación, es importante conocer qué es la motivación. La motivación es la disposición positiva de una persona para realizar uno o varios comportamientos dirigidos a conseguir uno o varios objetivos. Es decir, motivarse implicar querer conseguir ese objetivo y saber que puedes conseguirlo si realizas los actos necesarios.


La motivación puede tener que ver con un objetivo intrínseco (conseguir algo a nivel personal) o extrínseco (conseguir algo tangible), pero siempre dependerá de un estado mental. Por ejemplo, podemos tener motivación para sacarnos una carrera (objetivo intrínseco) con el objetivo extrínseco de poder algún día ganar dinero.


La desmotivación, por tanto, sería la disposición negativa para conseguir el objetivo. La persona desmotivada se auto-sabotea, de forma que se autoconvence de que no podrá conseguir ese objetivo o de que, si lo consigue, no servirá para mucho. Es una contradicción entre lo que se quiere conseguir y la actitud de la persona para conseguirlo.


Cuando una persona está desmotivada intentará buscar cualquier razón para ver los aspectos negativos de ese proceso o de ese objetivo. En muchas ocasiones estos inconvenientes que nos buscamos no es más que una forma de tapar nuestros miedos e inseguridades. Por ejemplo, una persona desmotivada puede decir “¿para qué voy a sacarme la carrera, si no voy a encontrar trabajo?”. Este pensamiento, bastante ineficaz y distorsionado, nos paraliza y puede enmascarar un miedo a ser rechazado laboralmente en un futuro, lo cual atacará nuestra autoestima.


La desmotivación, por tanto, primero genera incomodidad y negatividad. Después nos lleva a un sentimiento de culpa, por no hacer nada para conseguir lo que queremos lograr. La culpa después puede ser nuestro peor enemigo. Puede ser una sombra que nos paralice.


Tipos de desmotivación


La desmotivación puede expresarse de diferentes formas, puede aparecer en diferentes ámbitos de nuestra vida y puede tener diferentes grados de magnitud. Cuantos más ámbitos estén influidos por este sentimiento de desgana y de pesimismo, generalmente más magnitud tendrá el problema y más difícil será salir del pozo.


Desmotivación académica


Es muy frecuente experimentar desmotivación en los estudios.


A nivel académico, sobre todo en estudiantes universitarios, se puede experimentar desmotivación en algún momento debido al no cumplimiento de expectativas sobre dicha carrera. La carrera es un proceso largo y tedioso, que en ocasiones nos hacen olvidarnos del objetivo que nos hacía motivarnos. Muchas veces es mejor fijarse en la meta y no en el proceso, pues el proceso puede estar mediado por muchas variables que pueden desmotivarnos (exámenes, profesores que no nos agradan, muchos trabajos, decepción sobre cómo pensábamos que sería estudiar la carrera y cómo es…). Y es que todo nos influye, si no tenemos recompensas o resultados a corto plazo es probable que nos acabemos arrepintiendo, que sintamos que no avanzamos o que el objetivo no es el que buscábamos.


Desmotivación laboral


Estar todos los días haciendo las mismas cosas, aunque esas cosas en un principio nos gustaban, puede acabar aburriéndonos y metiéndonos en una monotonía en el trabajo. Esta monotonía puede hacernos creer que nuestro trabajo no vale o que la vida que habíamos pensado para nosotros no es la adecuada. Todo ello puede hacernos pensar que nos hemos equivocado en nuestras elecciones o incluso que la vida no tiene sentido.


En ocasiones esta desmotivación puede llevarnos al burnout o al síndrome del trabajador quemado.


Desmotivación en los proyectos de vida


Tener un proyecto (ya sea a nivel personal, laboral, social…) implica constancia y saber que el resultado es algo que seguramente no aparezca de un día para otro. A la hora de conseguir estos proyectos, es probable que en ocasiones cometamos errores, fracasemos o no tengamos los resultados deseados en el tiempo establecido. Ello puede llevarnos a desmotivarnos y dejar de tener ganas de seguir con ese proyecto, a pesar de que era algo que inicialmente nos motivaba.


Por ejemplo, montar un negocio propio, puede ser algo que en un principio nos motive, pero que nos puede quemar durante el proceso. Igualmente, querer tener una vida familiar, puede complicarse si no encuentras la persona indicada con la que hacer una vida conjunta y, por ejemplo, tener hijos. Las cosas no suelen ser tan bonitas como en un principio las soñamos, aunque generalmente las dificultades se encuentran en el proceso.


Desmotivación en la pareja


Cuando empezamos una relación de pareja, generalmente tenemos una visión idealizada. Y esto ocurre porque al principio la ilusión y la novedad hace que todo sea una especie de luna de miel. Cuando estamos en los primeros momentos de la relación nos creamos ilusiones, planes de futuro, vemos a la persona como única y queremos estar continuamente con ella.


Según va pasando el tiempo, el enamoramiento se reduce, hasta llegar a un momento de estabilidad. La estabilidad para algunas personas puede ser buena, para otras puede llevar a la desmotivación o al estancamiento. Podemos sentir que con esa persona no tenemos lo que buscábamos, que no es suficiente, que la relación nos ha defraudado o simplemente que no nos sentimos motivados a seguir.


Desmotivación en las relaciones sociales


Tener relaciones sociales implica conocer personas y compartir momentos e intimidad con esas personas. Si no llegamos a conectar con el resto de gente, es posible que sintamos desmotivación o falta de ganas para compartir nuestras cosas con las personas que nos rodean. Puede que busquemos cosas diferentes que nuestras amistades, que nos apetezca hacer otras cosas o que estemos en desacuerdo con sus ideas o sus formas de vivir. Todo ello puede llevarnos a una desmotivación en las relaciones, que nos llevará a aislarnos y a no buscar nuevas relaciones que puedan llenarnos más.


Causas de la desmotivación


Depende del ámbito, las causas de estar desmotivado o desmotivada pueden ser diversas. Hay que tener en cuenta que sea cual sea la causa o las causas siempre estarán influidas por nuestras experiencias, nuestra forma de pensar o de sentir o nuestras expectativas.


Algunos factores psicológicos que pueden estar en la sombra de esta desmotivación son el miedo al fracaso, el perfeccionismo y la poca tolerancia a la frustración y la incertidumbre, la falta de autocontrol y la impaciencia, las dificultades para resolver problemas o la falta de autoestima.


Así mismo, las causas más directas pueden ser la ruptura de estas expectativas, que la meta o el objetivo esté muy a largo plazo, dificultades a la hora de llegar a la meta o incluso alguna situación complicada en nuestra vida, problemas de sueño o alimentación (que nos llevarán a estar cansados, desganados o incluso tristes), el aburrimiento, la sensación de estrés, entre otras.


Consecuencias de estar desmotivado o desmotivada


Estar desmotivado puede suponer al abandono de la actividad, el aislamiento, el rechazo o la reducción de relaciones o vínculos sociales, problemas en las relaciones de pareja, o incluso algunos problemas psicológicos como la depresión o la ansiedad, que pueden llevar a la persona a abandonar incluso su cuidado personal.


¿Cómo romper el círculo de desmotivación?


Si te encuentras desmotivada o desmotivado puede que hayas entrado en un círculo vicioso de desgana y a la vez sentimientos de culpabilidad por tener esa desgana y no llevar a cabo los planes. Te damos algunos consejos para salir de esta situación.


1. Date cuenta de que has entrado en el círculo de la desmotivación.


Lo primero para romper el círculo, es descubrir que has entrado y que no puedes salir. Si no tienes ganas de hacer aquello que antes te motivaba, si has dejado de hacer cosas y si el dejar de hacer estas cosas te hace sentirte culpable y triste, puede que estés en esta situación.


2. Analiza las causas de la desmotivación


Descubre qué es lo que te ha llevado a sentirte así. ¿Hay alguna situación complicada ahora mismo en tu vida? ¿O quizás es la actividad lo que te ha llegado a desmotivar por la ruptura de expectativas o por ser una meta muy a largo plazo?


3. Descubre tus pensamientos distorsionados


Cuando entramos en este círculo seguramente nos pongamos de excusa algunos pensamientos negativos. Estos pensamientos suelen ser una forma de escapar, pero normalmente son distorsionados y poco adaptativos. ¿Crees que no sirve para nada lo que haces o que incluso tu vida no tiene sentido? ¿Sientes culpabilidad por no tener los resultados esperados? ¿Crees que “deberías” haber hecho más? ¿Lo ves todo negativo?


4. Cambia los pensamientos distorsionados


Los pensamientos distorsionados no nos aportan nada, no son verdad y nos influyen en todo lo que hacemos. Cambiar estos pensamientos por otros más realistas puede resultar útil. No se trata de pensar en positivo, sino de pensar de forma realista y objetiva.


5. No pares, continúa tu proyecto


Haz un esfuerzo y continúa con tu proyecto. Aunque ahora estés desmotivado es un estado mental que acabará desapareciendo.


6. Haz cosas que te gusten y te motiven


Si ahora no encuentras la motivación en ese proyecto, intenta buscar otras cosas que te motiven. Dedica un tiempo en tu día a día a disfrutar haciendo algo que te guste o disfrutando de la compañía de otras personas.


7. Si crees que lo necesitas, pide ayuda


En ocasiones es necesario o útil buscar ayuda profesional. Un psicólogo puede orientarte en este proceso y hacer que mejores tu motivación y tu bienestar personal y social.



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