¿Qué es una relación tóxica?


Una relación tóxica es un tipo de vínculo dañino y destructivo entre dos o más personas. Las dinámicas de este tipo de relación suelen crear mucho sufrimiento a una o todas las personas que están dentro de la misma. Son relaciones de las que es difícil salir, normalmente porque también existe cierta dependencia emocional.


Habitualmente son relaciones en las que están involucradas los celos, el control por parte de uno o ambos miembros, la emocionalidad en exceso, los límites excesivos o la ausencia total de límites y la gran inestabilidad en general.


Esta forma de relacionarnos genera un gran desgaste emocional. Acabamos cansándonos uno del otro, acabamos pensando que la relación tiene que terminar, pero nunca damos el paso para hacerlo. Si la relación es con un familiar todo es aún más complicado, pues no queremos seguir con la relación tóxica, pero tampoco queremos cerrar el vínculo. Toda esta situación genera un gran malestar y emociones muy negativas, como la ansiedad.


¿Cómo saber si la relación con mi madre es tóxica?


Sabemos identificar una relaciçon tóxica en la pareja. Sin embargo, ¿alguna vez te has puesto a pensar cómo es una relación tóxica en la familia? Las dinámicas son parecidas, aunque son más difíciles de identificar. Normalmente esto ocurre porque algunas actitudes de la madre pueden considerarse "normales": "es normal que se preocupe por ti, es tu madre".


Tendemos a patologizar las relaciones de pareja, pero a normalizar las actitudes dañinas en las relaciones familiares. Esto ocurre por la fuerte creencia de que la familia es la única que siempre va a estar para ti y no puedes fallar o abandonar a tu familia. Está mal visto a nivel cultural no tener relación con nuestros padres


Si te resulta difícil establecer los límites entre lo norma, y lo daniño, te damos algunas pautas para identificar una relación tóxica entre madre e hijo o hija.


Tu madre te controla en exceso


Este es quizá el síntoma más fácil de identificar en una relación tóxica con una madre. Las madres se preocupan por sus hijos, intentan que nada malo les ocurra y para ello a veces nos sobreprotegen.


En la infancia el control puede justificarse mejor pero, cuando hemos atravesado toda la adolescencia y hemos alcanzado la madurez, el excesivo control materno puede ser un problema.


Con este control nos referimos a que tu madre quiera tomar las decisiones por ti, hacer las cosas que tú tendrías que hacer, controlar tus salidas o qué es lo que haces, con quién compartes tu vida o qué camino tomas. No es lo mismo dar opinión que controlar e imponer, es algo que es importante que diferencies si crees que estás en esta situación.


Intenta que sigas sus pasos


A veces las madres sienten que no han aprovechado su vida para hacer algunas de las cosas que les hubiera gustado hacer. Es entonces cuando intentan que sus hijas realicen estas tareas o actividades, como una forma de proyectarse en sus descendientes.


También puede darse que un madre quiera que su hijo o su hija sea como ella en un futuro, por lo que intenta imponerle su modo de vida.


Un ejemplo de este aspecto son aquellas madres que "obligan" a sus hijos a que estudien la carrera que hicieron ellas, o aquella que siempre han querido hacer pero no hicieron.


Quiere estar demasiado en tu día a día


Otra forma de relación tóxica es querer estar continuamente presente. En este sentido, algunas madres buscan continuamente estar con sus hijos. Si están lejos, intentan constantemente hablar por teléfono, escribirse por las redes o que les cuenten todo lo que hacen en el día.


Si esta madre no se siente escuchada o se siente desplazada es posible que se enfade, se vuelva insistente o pesada. Te llamará continuamente y te escribirá diciendo que por qué no coges el teléfono, que qué estás haciendo o que si ya no quieres a tu madre. Esta situación genera gran ansiedad al hijo o hija, pero también a la madre quien acaba creyéndose que está siendo ignorada.


Tu madre te limita las relaciones con otros


Es normal que tu madre no quiera que tengas "malas compañías". Sin embargo, esto puede convertirse en una dinámica tóxica si es tu madre quien decide todas tus relaciones. "No vas a volver a salir con esta persona, no es buena para ti", "ese novio que te has echado no me gusta, ya lo estás dejando", "te dije que no quedaras con esos amigos, acabarás siendo como ellos".


Este tipo de relación puede llevar al hijo a tener una gran ansiedad o sentimiento de soledad, o incluso al aislamiento.


La excesiva indiferencia


También puede darse todo lo contrario: que tu madre pase en exceso de ti. Aunque es una forma más sutil de relación tóxica, también puede hacer mucho daño. Ni un extremo ni otro, lo ideal es tener una relación cercana, pero no controladora.


Cómo mejorar la relación con mi madre


Tratar una relación tóxica, no quiere decir que tengas que dejar obligadamente el vínculo con esa persona. Sobre todo en temas familiares, donde no queremos terminar con esta relación, es una opción intentar gestionarlo de otra forma. Normalmente nos dejamos llevar, sin saber cómo escapar del círculo de toxicidad. Te damos algunas pautas para romper las dinámicas tóxicas con tu madre.


Analiza la situación


Lo primero de todo y más importante es averiguar qué tipo de dinámicas existen en la relación con tu madre. Analiza si existe control en exceso, piensa hasta qué punto ese control pudiera ser normal.


Toma un poco de distancia


Aunque sea duro, tienes que alejarte un poco. Tomar esa distancia es esencial, para que ella pueda darse cuenta del daño que está haciendo el tipo de relación. Es posible que ella se enfade, que insista, que lo pase mal. Sin embargo, es algo que puedes ir haciendo poco a poco y que después explicarás a tu madre.


Después de una relación tan cercana es normal que resulte difícil y raro el distanciamiento. Sin embargo, es más sano que exista ese espacio. Tanto ella como tú tenéis que tener una vida aparte de la relación materna.


Expresa cómo te sientes y mejora la comunicación con ella


Cuando creas que es el momento necesitarás hablar con ella y explicarle la situación. Seguramente ella esté enfadada o decepcionada, pero acabará entendiendo tu postura.


A la hora de hablar con ella, es importante que expreses tus sentimientos y despiertes su empatía. Muéstrale que la quieres y quieres que permanezca en su vida, pero quieres que esté de otra forma. Háblale de la tensión y la ansiedad que generan en ti algunos de sus comportamientos.


Deja también que ella se exprese, intenta calmarla si empieza a tener pensamientos distorsionados: "es que ya no me quieres, "no me respetas", "me estás haciendo mucho daño con esto".


Háblale de forma clara y asertiva. Utiliza un estilo de comunicación  pasivo o agresivo  no suele ser efectivo o sano.


Toma decisiones y llévalas a cabo


A veces es necesario tomar algunas decisiones como, por ejemplo, limitar el tiempo que habláis por teléfono o por WhatsApp, dejar de contarle algunas cosas o de decirle dónde vas o qué vas a hacer cada día. Establece el límite, explícaselo y no te eches para atrás, tienes que poner esa barrera. Es solo un inicio para que la relación sea más sana.


No te olvides de destacar el objetivo: no quieres romper la relación con ella, solo quieres mejorarla y que ambos estéis más a gusto dentro de ella.


Acepta a tu madre


Todos tenemos defectos. Seguramente detrás de todo exista una madre que solo quiere lo mejor para ti. Acepta las pequeñas cosas, pero establece tus límites para que la relación mejore.


Si lo necesitas, pide ayuda profesional


Si no consigues manejar la situación, un profesional de la psicología puede ayudarte a encontrar soluciones. No dudes en pedir ayuda si la situación se escapa de tu control.



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