Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
El burnout o síndrome del trabajador quemado es un estado de agotamiento mental y físico provocado por un estrés prolongado en el tiempo. Podemos definirlo como la cronificación del estrés laboral.
El estrés no solo tiene por qué aparecer en empleos con grandes cantidades de trabajo, sino que también puede ser debido a un quehacer rutinario o altas demandas emocionales o de responsabilidad. En este sentido, el burnout es muy común y se identificó por primera vez en profesiones de cara al público, como los sanitarios, que tratan a diario con personas que tienen problemas de salud.
La persona quemada en su trabajo puede no estar en condiciones para ejercer su profesión, puede sentirse incapaz de abordar las demandas del día a día laboral.
El burnout se caracteriza por el agotamiento, la falta de involucración emocional en el trabajo y, por tanto, la falta de eficacia.
El agotamiento es tanto físico como mental. A nivel físico supone una pérdida de energía y de fatiga física, alteraciones en el sueño o la alimentación o somatizaciones (dolores de cabeza o musculares, dolores de estómago, mareos por ansiedad u otras alteraciones físicas, pero sin ninguna causa identificable orgánica). A nivel mental, es común que el trabajador quemado experimente estrés, ansiedad y/o depresión o incluso algunos trastornos adaptativos.
El trabajador quemado cada vez se involucrará menos a nivel emocional con su trabajo. Esto supone un cambio en el comportamiento de la persona. Seguramente sea menos agradable, más apático y distante con los clientes o los compañeros de trabajo. Muy a menudo se ve a la persona quemada como alguien frío y distanciado emocionalmente. Por ejemplo, en ámbito oncológico, muchos médicos acaban tan quemados debido a las exigencias de su trabajo que empiezan a ser fríos y distantes con las personas enfermas, llegando a ser desagradables.
Todo ello suele traducirse en ineficacia y productividad en el trabajo. Se caracteriza por la desmotivacion y la falta de realización personal. La ineficacia se muestra en los despistes, los fallos, los olvidos, dificultad de concentración...que a su vez hacen que el trabajador sienta que ya no es el que antes era en su trabajo y descienda su autoestima y aumente su frustracción.
Vivimos en una sociedad que nos enseña a buscar un camino laboral. Hoy en día todo el entorno nos anima a que encontremos un trabajo estable y duradero en el tiempo. Nos enseñan a estudiar una carrera y hacer unas oposiciones. Parecemos máquinas centradas en la productividad del dinero. Necesitamos dinero y, para conseguirlo, necesitamos trabajar. necesitamos asegurarnos ese trabajo y ese dinero y por ello a veces dejamos de lado nuestros intereses.
Cuando consigues un trabajo fijo experimentas una gran gratificación y tranquilidad. Te has asegurado tu futuro económico. Sin embargo, en ocasiones esto no es suficiente.
Al empezar a trabajar estarás motivado. Aunque tu trabajo sea rutinario y aburrido, te motiva el hecho de haber conseguido tus objetivos y de tener tu futuro asegurado.
Sin embargo, con el paso del tiempo, seguramente te irás dando cuenta de que el camino elegido es estable, pero rutinario. La rutina es una de las causas del burnout. Hacer todos los días las mismas cosas, sin mucha novedad o variaciones, puede hacer que te quemes.
Por ejemplo, el trabajo en cadena puede ser un trabajo que desemboque en burnout por rutina. Harás las mismas cosas todos los días, lo que te llevará a reducir tu motivación y tus ganas.
Experimentar estrés o grandes cantidades de trabajo de forma continuada puede llevarnos a experimentar burnout. Y es que el estrés puntual es adaptativo y a veces necesario, pero si todos los días experimentamos estrés podemos acabar cansados y quemados.
Trabajos con altas demandas o exigencias, donde tengamos que realizar muchas tareas con presión de tiempo o donde la responsabilidad de nuestro trabajo suponga un gran estrés, nos llevará al burnout en algún momento.
Por ejemplo, trabajos de responsable de equipo o trabajos sanitarios, donde la salud de las personas está en juego y tienes que tomar decisiones importantes, puede llevarnos a burnout por estrés continuado o por ser un trabajo emocionalmente demandante.
Aunque estés en un trabajo que te gusta y en el que crees que puedes permanecer mucho tiempo, si el ambiente no es el adecuado puedes cabar experimentado estrés e incluso llegar al burnout. El entorno de trabajo influye en nuestro bienestar.
A nivel individual, la personalidad y la forma de ser puede hacer más o menos probable que experimentemos burnout. Por ejemplo, si somos personas perfeccionistas o muy exigentes con nosotros mismos, con dificultades para delegar cosas o para poner límites, es más posible que lleguemos a este punto.
Si el burnout se alarga en el tiempo es posible que se necesite la intervención de un profesional de la psicología. En este sentido, la terapia cognitivo-conductual ha resultado ser eficaz para paliar los síntomas del trabajador quemado y ayudar a la persona a adquirir las herramientas necesarias para hacer frente a las exigencias que puedan surgir en su empleo.
La terapia se centra, por una parte, en la psicoeducación, para que el trabajador entienda qué es lo que ocurre y cómo ha llegado al punto en el que se encuentra. Es importante que aprenda a distanciar los síntomas de estar quemado de su personalidad.
También, es posible que el trabajador necesite aprender algunas técnicas de afrontamiento del estrés, como pueden ser las técnicas de relajación o la reestructuración del pensamiento.
En muchos casos también es útil el aprendizaje de otras técnicas relacionadas con la solución de problemas y la toma de decisiones, el fortalecimiento de la resiliencia, el cambio en los hábitos de vida o la planificación de actividades gratificantes, en el caso de que la persona haya abandonado otros aspectos de su vida.
El objetivo final es que el trabajador ajuste sus expectativas a la realidad, sepa distinguir entre su vida laboral y personal y pueda enfrentarse a las exigencias y demandas del trabajo, sin que esto le afecte a nivel personal.
En algunos casos es necesario también intervenir en síntomas de ansiedad y depresión, en cuyo caso las técnicas empleadas se ajustarán al caso particular del trabajador quemado.