El duelo reprimido


¿Por qué la sociedad no nos ayuda a superar el duelo? Vivimos en una sociedad que desde hace muchos años ha reprimido el duelo. Nos enseñan que llorar y estar triste es malo, que tenemos que escondernos para hacerlo. De hecho, es típico que las personas pasemos nuestro duelo encerradas en casa, sin contacto con el exterior. Desde pequeños nos dicen que «tenemos que ser fuertes» y que «el tiempo cura las heridas».


Sin embargo, el tiempo por sí solo no cura nada. Tenemos que ser nosotros los que atravesemos un proceso complejo llamado Duelo. Somos nosotros quiénes sanamos las heridas y para ello tenemos que llorar o expresar las emociones que sintamos. Si las emociones no se expresan, se reprimen y acaban creando un duelo complicado o patológico.


La tristeza siempre aparecerá y un duelo enquistado es mucho más complicado de sanar que un duelo «normal».


Además, si nos centramos en el tipo de duelo más común, el duelo por la muerte de un ser querido, la muerte sigue siendo un tema tabú en nuestra cultura. No hablamos de ello, no expresamos lo que sentimos. Sentimos vergüenza y culpa al hablar de muerte, un tema que debería ser natural, pues es el proceso natural de la vida.


Para sanarnos debemos liberarnos y la liberación normalmente pasa por expresar lo que sentimos. El apoyo social es altamente importante para superar el duelo y, a día de hoy, todavía sigue siendo difícil conseguir apoyo social para curar el duelo.


El Duelo no Ocurre solo por Muerte


Antes de seguir, es importante que sepas que el duelo no va ligado sí o sí a la muerte. Y es que podemos experimentar duelo por muchas razones: duelo por ruptura de pareja, duelo por pérdida de empleo, duelo por pérdidas materiales, duelo por pérdidas económicas, duelo por amistades… Cualquier tipo de pérdida puede y debe desencadenar un proceso de duelo.


¿Cómo superar el Duelo?


Ansiedad, depresión, duelo… ¿Cómo afrontar el choque emocional tras la pandemia?¿Cómo superar nuestras pérdidas? Te damos algunas claves.


1. Siente tus emociones y tus sentimientos


Superar el duelo requiere atravesar una serie de fases. Habitualmente pensamos que alguno de los síntomas experimentados en estas fases son patológicos, sin embargo, corresponden con el proceso normal de duelo ante una pérdida.


Patologizar los sentimientos y las emociones que vivimos en el duelo nos lleva a una sociedad psiquiatrizada. No es necesario que busquemos enfermedades en cualquier sentimiento. Las emociones y los sentimientos son reacciones naturales ante acontecimientos.


Las emociones son la parte más primitiva del cerebro del ser humano y, por tanto, la más difícil de controlar. Podemos controlar lo que decimos, pero no siempre podemos controlar lo que sentimos.


De hecho, si la emoción es muy fuerte y la intentamos controlar durante mucho tiempo, acabará explotando y saliendo al exterior. Reprimir las emociones nos lleva a experimentar somatizaciones y que aparezcan incluso problemas físicos que no deberían estar y que no tienen una causa física, ya que su causa es la emoción.


Teniendo en cuenta la importancia de expresar nuestras emociones, la primera clave para superar el duelo es que expresemos nuestras emociones y nuestros sentimientos.


Esto quiere decir que, si tienes que llorar, llora; si estás triste, expresa tu tristeza; si estás enfadado, expresa tu enfado. No pasa nada, expresar emociones es algo básico y necesario.


2. Tómate tu tiempo


Habrás oído hablar de que el duelo dura un año y que, si sigues mal después de este tiempo, es que quizás tienes un duelo patológico. Pues bien, olvídate de esto.


No hay un tiempo específico que ponga el límite entre un duelo «normal» y un duelo patológico. Y es que cada persona es distinta y, por tanto, cada duelo será distinto.


La clave para detectar si un duelo es patológico no será el tiempo, a no ser que este sea demasiado prolongado. Lo patológico se determina por las consecuencias y las limitaciones que el duelo tiene en la vida de la persona.


Puede que lleves un año y medio experimentando y viviendo con tu duelo, pero este duelo te permite continuar con tu vida sin grandes problemas. Pero también, puede que lleves medio año en duelo y las limitaciones a nivel cotidiano (por poner un ejemplo, que hayas perdido totalmente el contacto con la sociedad o que no cuides tu higiene o tu alimentación) sean tantas que podamos considerar tu duelo como patológico.


Muchas personas se obligan a superar rápido su duelo, normalmente por presión social. No cometas este error, la segunda clave para superar el duelo es tomarse el tiempo necesario para experimentarlo.


3. No evites el duelo


El duelo es un proceso necesario después de experimentar una pérdida. No vivir el duelo es un error. Dejarlo para más adelante es un error. El duelo hay que vivirlo y hay que vivirlo en el momento en el que lo sentimos.


En una primera fase del duelo es normal que neguemos la pérdida y evitemos todo tipo de circunstancias que nos lleven a pensar que la pérdida es real. No obstante, esto es una fase transitoria y normal. Después, el duelo sigue y hay que transitarlo.


Aplazar el duelo supone que en algún momento aparecerá con consecuencias seguramente más graves que las que puede provocar en el momento actual. Es una etapa dolorosa, pero hay que vivir esa etapa para continuar con nuestra vida.


Toda pérdida requiere una adaptación y una reconstrucción de nuestra vida. Esto es algo fundamental y que no podemos dejar de lado.


Por tanto, la tercera clave para superar el duelo es vivir el duelo y no evitarlo o aplazarlo.


4. No compares tu duelo con el de otros


El duelo es un proceso individual, es distinto según la persona. De hecho, cada duelo en cada persona también es distinto. Poner el medidor de sufrimiento y el cronómetro para comparar unas situaciones con otras no ayuda y no tiene sentido.


Cada persona tiene que vivir su duelo según lo necesite, no podemos presionar ni minimizar el dolor.


En algunas ocasiones hay personas que, seguramente sin maldad, comparan su dolor o el de otros conocidos con el que está viviendo otra persona y esto es un grave error. Si estás pasando por duelo, seguramente, estas comparaciones te hagan sentir incluso peor.


En este sentido, a lo mejor has escuchado frases como «mi padre murió agonizando y lo pasó muy mal, el tuyo al menos se ha ido sin darse cuenta», «yo también pensaba que no olvidaría a mi exnovia, pero luego vinieron otras personas», «no es para tanto, no es el fin del mundo», «yo también lo pasé muy mal cuando murió mi madre, pero se me pasó antes».


Y es normal que te enfades y que tu dolor se incremente al pensar en que según el resto de gente «deberías estar mejor». Pero, no te preocupes, no hay un tiempo ni un umbral de dolor. Puedes sentirte como te sientes y no tienes que sentirte culpable por ello. El dolor es algo muy personal y subjetivo, por tanto, está sujeto a opiniones.


La cuarta clave para superar el duelo es no comparar tu sufrimiento con el de otros. Vive tu duelo sin pensar en cómo es o cómo ha sido el de los demás.


5. Despídete


Para aceptar que una persona ya no está es muy importante despedirse de ella. Al despedirnos entendemos que seguramente no volvamos a ver a esa persona.


Tenemos que despedirnos para poder rehacer nuestra vida. Dejar abierta la puerta significa que creemos o queremos creer que lo que hemos perdido va a volver en algún momento. Este pensamiento, lejos de ayudarnos a superar el duelo, dificulta un duelo sano y hace que el proceso se alargue más en el tiempo.


En nuestra cultura es común realizar rituales religiosos de despedida a la persona fallecida. Los rituales, ya sean religiosos o de otro tipo, son buenos porque nos ayudan a dar este paso tan difícil de despedirnos. Acudir al tanatorio, ver al difunto, el funeral…es todo un proceso de despedida.


Ver al muerto, aunque pueda parecer duro, es muy importante para superar la pérdida. Y es que si no vemos que de verdad la persona ha fallecido, puede que no nos lo acabemos de creer. Negar la pérdida es una fase del duelo y es algo normal, pero deja de ser sano si esta negación se mantiene en el tiempo.


Sin despedida no hay final, por lo tanto la quinta clave para superar el duelo es despedirnos de aquello que hemos perdido.


6. No abandones tu vida


Muchas personas cuando están en duelo abandonan algunos cuidados propios básicos: la higiene personal, la alimentación o el sueño, la limpieza de la casa, la socialización con la gente, las actividades de ocio…


Cuando estamos comenzando un duelo es normal que no tengamos ganas de hacer todas estas cosas. Sin embargo, solo nos podemos «permitir» un pequeño tiempo para dejar de lado nuestra vida. Este pequeño tiempo es importante que dure lo menos posible; es decir, cuanto antes tenemos que recuperar nuestras actividades cotidianas.


Tenemos que reconstruir nuestra vida sin aquello que hemos perdido, al principio todo se vuelve patas arriba y nos podemos sentir descolocados. No obstante, volver a una rutina y seguir con las actividades básicas y de ocio es esencial para que podamos reconducirnos y superar el duelo.


Por tanto, otra de las claves para curar el duelo es no abandonar nuestras actividades cotidianas. Nunca abandones las actividades básicas (higiene, alimentación, sueño…) y abandona poco el resto de actividades (trabajo, estudio, ocio…).


7. Pide ayuda si lo necesitas


El duelo no es un proceso fácil. Supone dolor, supone reconstruir todo lo que hemos sido.


A veces, por el impacto que tiene la pérdida, la escasez de recursos para afrontar la situación, nuestra forma de ser o de pensar o incluso nuestra historia de pérdidas anteriores o la presencia de otras dificultades psicológicas, superar el duelo se vuelve un reto imposible.


Si consideras que el duelo no está yendo cómo debería, si no has sido capaz de retomar tu vida o si el dolor está durando más de lo esperado, no dudes en pedir ayudar.


Pedir ayuda es algo normal, todos necesitamos ayuda en algún momento. La ayuda puede venir de familiares o amigos, pero también de profesionales.


El apoyo social es otra de las claves en el duelo. Si no estás recibiendo el apoyo que tú necesitas, pide ayuda a un profesional. Un psicólogo puede acompañarte en el proceso, orientándote y dándote el impulso que necesitas para rehacer tu vida.


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