Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
El miedo a la muerte es algo que todos en mayor o medida podemos tener. Sin embargo, hay personas que lo viven con más intensidad que otras. ¿De qué depende que el miedo a la muerte sea más o menos intenso? Generalmente del entorno en el que vivimos, aunque también pueden influir otras cosas como nuestra personalidad, el tipo de apego que hemos desarrollado, nuestras capacidades adaptativas…
Por una parte, vivimos en un entorno que generalmente evita cualquier contacto directo con la muerte. Vemos que las personas fallecen: vemos coches fúnebres, vemos noticias donde las personas mueren en accidentes, por violencia, por catástrofes naturales…sin embargo, la sociedad nos enseña a tomar distancia de ello. Tomamos distancia porque es algo negativo y que nadie quiere cerca, pero tomar distancia nos acerca más al miedo.
En el fondo creemos que todo esto es algo que le pasa a otras personas y que a nosotros nos queda mucho tiempo para vivirlo. Aunque en realidad y muy en el fondo sabemos que esto no es así, porque la muerte puede llegar en cualquier momento.
Evitar la muerte hace que el miedo se incremente. Si tienes miedo a los aviones, evitarás subir a un avión; al igual que si tienes miedo a la muerte, evitarás ver o conocer cualquier cosa relacionada con la muerte. Escapamos de ello porque creemos que es una solución para no sufrir, sin embargo, esta forma de actuar paradójicamente acrecienta el miedo. Es una solución temporal, porque aunque lo evites e intentes no pensar en ello, en otros momentos el miedo volverá a salir.
Igualmente, la evitación en el entorno familiar también influye en este miedo. Si nos criamos en un entorno familiar que evita hablar de la muerte o hacerle frente, probablemente desarrollemos más ese miedo. Si de pequeños nos han sobreprotegido también tendremos más miedo. Por ejemplo, imagina que cuando eres pequeño se muere un familiar y tu familia te aleja lo máximo posible de ese dolor, de ir al tanatorio o al funeral, de contarte la realidad, de hablar de lo que ha pasado… En este caso te distanciarás de la muerte y la verás como un tabú que da miedo. Obviamente tu familia lo ha hecho para protegerte y con buena intención, sin embargo no suele ser la mejor solución.
En este sentido, también es más probable que tengas miedo a la muerte si no has desarrollado algunas capacidades como la tolerancia a la frustración o la incertidumbre, la toma de decisiones y la solución de problemas o el enfrentamiento de situaciones complicadas. Estas capacidades se desarrollan según nosotros mismos vamos teniendo que enfrentarnos a la vida, pero cuando nos han sobreprotegido, es posible que tengamos dificultades en estos aspectos. También tendremos más miedo a la muerte cuanta más dependencia emocional y física tengamos de otras personas, por razones similares.
Igualmente, si no has vivido ninguna experiencia cercana a la muerte también es más probable que le tengas miedo. Lo desconocido da miedo y más aún cuando es algo tan desalentador y duro.
La pérdida de un ser querido es algo que nadie quiere enfrentar, pero sabemos que es un hecho que en algún momento ocurrirá. Es común que sintamos este miedo. También es algo que tendemos a evitar.
Sin embargo, cuando la muerte se acerca o una enfermedad nos recuerda que en algún momento nuestro ser querido puede desaparecer, el miedo se incrementa.
Si vemos a otras personas fallecer a nuestro alrededor a veces nos planteamos: ¿qué pasaría si se muriera este ser querido? Después de esta pregunta normalmente hacemos varias posibles cosas: o dejar de pensarlo y evitarlo o no dejar de pensarlo y sentir miedo o llegar a aceptar que es algo que en algún momento ocurrirá y vivir con esa posibilidad.
En efecto, sabemos que nos vamos a morir. Es normal que sintamos miedo cuando no sabemos qué hay después de la muerte o qué sentiremos en ese momento. También da miedo porque se acaba la oportunidad de vivir y disfrutar de ello.
Algunas personas buscan una explicación para no tener ese miedo, para poder vivir en paz sin temer a lo que venga después. Por ello, hay personas que se agarran fielmente a la religión, consiguiendo incluso escapar un poco de ese miedo. De esta forma, se rompe la incertidumbre y el miedo no está tan latente.
Otras personas no creen que exista algo más allá. En esta situación es más probable que exista el miedo. No saber lo que va a pasar o lo que hay después genera incertidumbre y desconocimiento. Esto da inevitablemente miedo.
Para saber si tienes miedo a la muerte puedes hacerte alguna de estas preguntas:
¿Evitas a menudo pensar en la posibilidad de muerte de un familiar o de ti mismo?
¿Piensas continuamente sobre la muerte generándote esto gran ansiedad?
¿A veces no puedes dormir pensando en la muerte de un familiar o tuya?
¿Evitas acudir a funerales o pasar cerca de tanatorios para no acordarte de que la muerte es una realidad?
¿Evitas escuchar o ver noticias relacionadas con la muerte?
¿Te preocupa habitualmente que tú o tus familiares podáis tener alguna enfermedad que os lleve a la muerte?
Tenemos que vivir sabiendo que nos vamos a morir. Pero vivir pensando continuamente en la muerte no es vivir, sino sobrevivir. Por ello es importante superar el miedo a la muerte, aceptar que es algo que ocurrirá, pero que no nos puede influir en el día a día.
Vivir pensando en lo que pasará mañana, solo impedirá que disfrutes de la vida hoy. Centrarnos en el futuro nos lleva comúnmente al miedo a la muerte y a todo lo negativo que puede que pase.
No podemos vivir con certezas, es común que no sepamos qué va a pasar o qué cosas nos esperan a la vuelta de la esquina. Aprender a tolerar el desconocimiento y la incertidumbre puede ayudarnos a tolerar el miedo a la muerte.
El miedo a la muerte es más fuerte porque no sabemos cuándo va a ocurrir. Esta incertidumbre hace que el miedo a que pueda pasar en cualquier momento aparezca y se incremente.
No hablar de ello no soluciona el problema, lo incremente. Evitar todo lo relacionado con la muerte es un error. Puede hacerte sentir paz momentáneamente, pero después te hará sentir peor e incrementar tu miedo.
Habla con las personas de ello, no evites el contacto con la muerte.
Es importante saber distinguir entre lo real y lo distorsionado. Muchas veces tenemos pensamientos negativos y distorsionados, que se vuelven automáticos y que no podemos controlar. Aprender a identificarlos y controlarlos es esencial para vivir en el presente y no dejar que el miedo al futuro nos arrastre.
Tener conflictos sin resolver puede traernos más conflictos en el futuro. Soluciona cuanto antes los conflictos con el resto o contigo mismo. No dejes cosas abiertas, sin resolver. Es importante estar tranquilo en la vida, para estar tranquilo en la muerte.
Postergar las cosas siempre es un error. Muchas veces por pereza no hacemos las cosas que queremos o tenemos que hacer. Lo dejamos para mañana sin pensar en que el mañana no es una certeza. Haz todo lo que puedas para ser feliz hoy, no esperes a ser feliz mañana.
No es fácil enfrentarse a la muerte. Es un lastre que podemos arrastrar de por vida si no sabemos gestionar. Si crees que no eres capaz de afrontar el miedo a la muerte, no dudes en pedir ayuda profesional. Un psicólogo puede ayudarte a saber de dónde viene tu miedo y cómo sanarlo.