Laura Ruiz Mitjana
Redactora
Hablamos de personas a las que les cuesta horrores hacer cosas solas. Que necesitan el sostén de los demás; que les cuiden, les guíen, e incluso, se responsabilicen de sus actos o problemas. No establecen relaciones, sino que, se esclavizan a ellas. ¿Conoces a alguna persona así? O tal vez, ¿eres tú mismo? Tras esto que explicamos, se encuentra la dependencia emocional, aquella necesidad (insaciable) de que el otro nos cuide y esté disponible para nosotros.
Y esta dependencia es la base de un trastorno de personalidad que lleva el mismo nombre: el trastorno de la personalidad dependiente. Te contamos todo sobre este trastorno: cómo se manifiesta, posibles causas y cómo abordarlo.
El trastorno dependiente de la personalidad, según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales), se caracteriza por una necesidad dominante y excesiva de ser cuidado. Esto lleva a la persona a manifestar comportamientos de sumisión y apego exagerados, así como miedo a la separación o al abandono.
Dichos síntomas empiezan en las primeras etapas de la edad adulta y están presentes en diversos contextos.
Este trastorno pertenece al clúster C de los trastornos de la personalidad (TP). Los TP de este clúster, donde también encontramos el TP evitativo y el TP obsesivo-compulsivo, se caracterizan por rasgos como el temor, la rigidez y la ansiedad.
Pero, ¿cómo es una persona con esta dependencia patológica? Según Blanco et al. (2020), el trastorno de personalidad dependiente se caracteriza por “una confianza pasiva generalizada en otras personas para tomar decisiones de vida mayores y menores, gran temor al abandono, sentimientos de impotencia e incompetencia, y una respuesta débil a las demandas de la vida cotidiana”.
Esta falta de vigor puede manifestarse en diferentes ámbitos de la vida de la persona y de diferentes modos; según Ekselius (2018), citado en Blanco et al. (2020) , son personas que a menudo tienden a transferir la responsabilidad de sus asuntos a los demás.
Por su parte,Newlin et al. (2015)sugieren que, además, tienen una necesidad psicológica generalizada de ser atendidos por otros. De forma resumida, y tal y como sugiere el DSM-5, la persona con este trastorno de la personalidad manifestará estos síntomas o hechos:
Como en todos los trastornos mentales, el origen del TP dependiente es multicausal. Así, intervienen diferentes tipos de factores:
En el caso de la personalidad dependiente, aunque todos estos factores influyen en su origen, lo cierto es que hay uno de ellos que adquiere especial relevancia, y que es el apego desarrollado con nuestros cuidadores principales, siendo niños.
Así, el apego se construye desde los primeros años de vida, y variará en función de la relación que el bebé establezca con sus progenitores y las personas de su entorno. En cierto modo, el concepto guarda relación con la sensación de seguridad y protección ante situaciones de amenaza.
Si hemos desarrollado un apego inseguro de tipo ansioso, es fácil que acabemos vinculándonos desde el miedo al abandono y la dependencia emocional. Y estos factores contribuirían a que desarrollemos, de mayores, una personalidad dependiente.
El apego inseguro de tipo ansioso es aquel que manifiestan las personas que:
Seguramente, la mayoría de nosotros conocemos a personas con un patrón dependiente en sus relaciones, con tendencia a la dependencia o que incluso, presentan un TP dependiente. Pero, ¿cómo actuar con ellas?
Primero de todo, es importante que sitúes el foco en ti. Trata de identificar tu patrón en las relaciones. ¿Cómo te vinculas? ¿Es también dependiente? ¿O tienes un apego seguro, que te permite relacionarte de forma saludable, desde el amor propio y no la dependencia emocional? ¿Tienes miedo al abandono?
Estas preguntas, a veces las podremos responder solos, y en otras ocasiones, necesitaremos ayuda profesional. Pero es importante hacer un poco de introspección, porque ahí también tenemos información muy valiosa de por qué nosotros, “casualmente”, nos vinculamos con personas dependientes (spoiler; no es casualidad).
Por otro lado, también será importante identificar cómo nos sentimos con estas personas. Y si la respuesta es negativa, tal vez sea momento de aprender a poner límites y ser asertivos. Podemos escoger qué personas están en nuestra vida y, más importante aún, qué lugar deben ocupar en ella.
Si esas personas nos agobian o nos demandan demasiado, es hora de hablar claro, de forma respetuosa siempre, y expresar qué estamos dispuestos a dar, cuáles son nuestras necesidades, y qué expectativas, límites o “normas” en la relación deben ser renegociados.
Seguramente todas y todos, en algún momento de nuestra vida, hemos establecido dependencia en nuestras relaciones personales (más allá de siendo niños, cuando esa dependencia es necesaria para sobrevivir).
Sin embargo, cuando esa dependencia domina nuestras vidas, ya hablamos de un trastorno más serio que dificulta nuestro bienestar. En estos casos, la inseguridad nos come y necesitamos, constantemente, que nuestra pareja (o amigos, familia…), nos demuestre que nos quiere.
Si eres tú la persona dependiente, debes saber que la terapia psicológica puede ayudarte. Empieza a trabajar en tus metas personales, busca qué te apasiona más allá de la pareja, cultiva tus aficiones. Evita invertir toda tu energía personal en las carencias de relaciones que nunca te dan aquello que necesitas. Y empieza a construir una relación que es más importante que cualquier relación de pareja o de amistad: la relación contigo mismo.
Y recuerda…
“Las relaciones saludables son aquellas que te permiten crecer y evolucionar. Es algo que eliges con libertad y desde el amor propio, no algo que escoges, o toleras, por miedo a no encontrar algo mejor, o por miedo a mirar de cara tu soledad. La dependencia emocional te esclaviza; en cambio, las relaciones sanas te invitan a volar y a ser tú mismo”
American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
Blanco, C. et al. (2020). Actualización de los trastornos de personalidad. Revista Médica Sinergia, 5 (4). Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7398779.pdf
Ekselius L. Personality disorder: a disease in disguise. Upsala Journal of Medical Sciences. 2018;123(4):1- 12. https://doi.org/10.1080/03009734.2018.1526235