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¿Qué es la anorgasmia?


La anorgasmia es una disfunción sexual. Las  disfunciones sexuales  son cualquier problema que aparezca en las relaciones sexuales y que haga que la persona no disfrute con plenitud del acto sexual.


En el caso de la anorgasmia, el problema de sexualidad se da en una fase específica de la respuesta sexual femenina: la fase de orgasmo. En esta fase, se libera toda la tensión acumulada en fases anteriores de excitación mediante el orgasmo. El cerebro libera endorfinas, que intensifican la sensación de placer, y el cuerpo alcanza su mayor activación. El orgasmo termina con contracciones musculares, en el caso de la mujer en la vagina, el útero, el ano y los músculos pélvicos. De esta forma se experimenta una gran sensación de placer.


La anorgasmia implica la imposibilidad de alcanzar el orgasmo. Hay que tener en cuenta que en la anorgasmia sí que hay excitación y deseo, al que se llega en fases anteriores del ciclo sexual. Sin embargo, el clímax u orgasmo nunca llega. No se alcanza el orgasmo ni a través de la penetración, ni mediante la estimulación del clítoris.


Hay que tener en cuenta que en ocasiones no es suficiente con la penetración para llegar el orgasmo. La vagina tiene múltiples terminaciones nerviosas, que hacen que sea una zona muy sensible y que aparezcan los orgasmos. Sin embargo, la zona con mayores terminaciones es el clítoris. Mediante la penetración, se estimula el clítoris, pero a veces es necesaria una mayor estimulación directa en esta zona para llegar.


Síntomas de anorgasmia en la mujer


El síntoma principal de la anorgasmia es la ausencia de orgasmos. No obstante, a veces también se considera anorgasmia si hay retardo en el orgasmo, si se produce con menos intensidad o si se tienen menos orgasmos que en otro momento de la vida de la mujer.


Tipos de anorgasmia


Existen dos tipos de anorgasmia. Por una parte, está la anorgasmia primaria. En este tipo, la mujer nunca ha llegado a experimentar un orgasmo, ni a través de la penetración ni mediante la masturbación.


Por otra parte, tenemos la anorgasmia secundaria. La diferencia es que en este tipo de anorgasmia la mujer sí que ha llegado a experimentar el clímax en algún momento de su vida, pero posteriormente ha dejado de experimentarlo.


Causas de la anorgasmia femenina


Las causas de la anorgasmia, al igual que en otro tipo de disfunciones sexuales, pueden ser muchas. En la mayoría de los casos no hay una sola causa que lleve a que aparezca el problema sexual.


Sin embargo, hay que diferenciar dos tipos de causas principales: las causas físicas y las psicológicas. Por una parte, puede ser que exista una causa orgánica o física que provoque la disfunción sexual. En este caso, habría que tratar el problema desde la medicina.


Sin embargo, en la mayoría de casos de anorgasmia, la causa es más bien psicológica y/o cultural. En este sentido, podría ser que nuestra educación nos haga ver la sexualidad de forma restrictiva, o que nos haya hecho considerar que la mujer no tiene porqué experimentar placer, o que se hayan castigado o descalificado nuestras conductas sexuales iniciales. La educación también puede afectar en el sentido de que no conozcamos nuestro cuerpo, ni el cuerpo de la otra persona.


Así mismo, tener una baja autoestima o inseguridad sobre el cuerpo puede hacer que no nos sintamos a gusto del todo en las relaciones sexuales, afectando así al placer que experimentemos.


Otras de las causas psicológicas más comunes tienen que ver con haber sufrido experiencias traumáticas o inadecuadas en el pasado o que, durante el acto sexual, se realicen conductas inadecuadas por uno o ambos miembros de la pareja. En este último sentido, es posible que a la hora de estimular la vagina se ejerza demasiada presión, que no haya suficientes preliminares, o que las caricias no sean placenteras, sino dolorosas.


Igualmente, los problemas en la relación de pareja o que exista otra disfunción sexual en el otro miembro de la pareja también suelen ser una causa.


También la presencia de otras alteraciones sexuales (dispareunia o dolor, vaginismo…) o psicológicas, como la depresión, puede influir en la disminución o la ausencia de orgasmos en las relaciones. Si crees que estás pasando por algo similar puedes leer nuestro artículo sobre la depresión y los  síntomas en las mujeres.


¿Cómo solucionar la anorgasmia femenina?


Si crees que puedes presentar anorgasmia, no te preocupes, puedes hacer algunas cosas para intentar solucionar el problema. No obstante, es importante que tengas en cuenta que, en muchas ocasiones, es necesaria la ayuda de un profesional. Te damos algunas pautas para tener relaciones sexuales más placenteras.


Analiza qué es lo que ocurre y desde cuándo te pasa


A la hora de solucionar un problema es importante describirlo en términos objetivos. Define qué es lo que ocurre y desde cuándo te pasa. ¿Alguna vez has tenido algún orgasmo?, ¿El problema ha surgido desde algún momento en particular? Estas preguntas pueden ayudarte a saber si estás ante una anorgasmia primaria o secundaria. Según la naturaleza del problema hay que centrarse en diferentes cosas para superar la anorgasmia.


Aprende sobre tu cuerpo mediante la autoestimulación


Sobre todo si nunca has tenido un orgasmo, es importante que conozcas tu cuerpo. Para esto puede ser de gran ayuda buscar información o solicitarla a un profesional, pero también que pruebes mediante la autoestimulación. Al estimularte puedes aprender qué cosas te provocan placer, cuales dolor y cuáles no te provocan nada. Es importante que tú sepas identificar cómo darte placer, para luego poder experimentarlo con una persona.


Normalmente, si nunca has tenido un orgasmo, un profesional empezará por darte pautas para que empieces a probar tu misma, hasta que consigas llegar al clímax tú sola. Posteriormente, cuando hayas conseguido experimentar esta sensación, habría que ir generalizando este placer a las situaciones en pareja.


Este tema muchas veces está sesgado por ideas culturas restrictivas sobre la autoestimulación. No obstante, la masturbación es algo natural. Puedes saber más sobre esto leyendo nuestro artículo sobre los  beneficios de la masturbación femenina.


Elimina pensamientos distorsionados o mitos sobre la sexualidad


En muchas ocasiones son nuestros pensamientos los que nos impiden actuar con normalidad y disfrutar de las situaciones sexuales. Identifica si tienes unas expectativas desajustadas o algún pensamiento que esté interfiriendo en que puedas experimentar placer. Algunos mitos están relacionados con pensar que cuando el hombre acaba ya se termina el acto sexual, que “hay que cumplir”, que la mujer no puede disfrutar del sexo, etc.


Trabaja tu autoestima


Trabajar la autoestima también puede ser esencial a la hora de mantener relaciones. Y es que si no estás a gusto contigo y con tu cuerpo es probable que no estés del todo a gusto en el acto sexual. Es importante trabajar con los pensamientos relacionados con una misma y aceptar nuestro cuerpo. Podemos pensar que a nuestra pareja no le gustará nuestro cuerpo o cómo actuamos en las relaciones, y esto puede interferir en nuestro clímax.


Mejora la comunicación en pareja u otros problemas que puedan estar afectando


Si en la pareja existe algún problema, puede que tampoco estés a gusto en las relaciones sexuales. La falta de confianza y de comunicación en la pareja suele ser un gran desencadenante de disfunciones sexuales y otros problemas a nivel psicológico. Es importante analizar qué falla en la comunicación de pareja y cómo podemos resolverlo.


Ayuda a tu pareja a darte placer


La comunicación también debe darse en el ámbito sexual. Tu pareja no conoce tu cuerpo ni las cosas con las que tú experimentar placer. Por ello es importante que seas tú quien comunique lo estás experimentando, qué es lo que te gusta y qué no te gusta. Tu pareja también puede hacer lo mismo. De esta forma las relaciones pueden ser mucho más placenteras y saludables.


Pide ayuda, si lo necesitas


En ocasiones las pautas no son suficientes para superar el problema y necesitamos de ayuda más específica. Un profesional en sexología puede ayudarte a identificar las causas del problema y darte algunas estrategias y pautas para superarlo.


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