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¿Qué es la ansiedad?


La ansiedad es una  reacción biológica del cuerpo  ante una situación estresante. Para poder salir airosos de una situación complicada nuestro organismo se tiene que activar, es un mecanismo de defensa del ser humano para poder sobrevivir.


Si no tuviéramos ansiedad seguramente fracasaríamos en nuestra supervivencia, al igual que le pasa a los animales. Por ejemplo, una cebra se activa para correr muy rápido si ve a un animal peligroso, como puede ser un león. Y esto solo puede darse porque su organismo se activa, por ejemplo, el corazón bombea sangre a las extremidades o la respiración se vuelve más rápida para que entre más oxígeno.


Sin embargo, la ansiedad puede llegar a ser algo desadaptativo a convertirse en un trastorno. Cuando esto ocurre, la persona generalmente tiene miedo o preocupación excesiva a que pase algo malo. Convierte en un peligro algo que en realidad no lo es.


Los trastornos de ansiedad aparecen por una  mezcla de causas muy variables, que van desde el factor genético o temperamental, hasta factores más sociales o ambientales.


¿Cómo saber si tengo ansiedad?


Cada persona puede tener diferentes síntomas que indican ansiedad. Sin embargo, hay algunos síntomas que son bastante comunes. Podemos diferenciar cuatro tipos de síntomas:  físicos, cognitivos, emocionales y conductuales.


Los síntomas físicos son los que más fácilmente solemos identificar. Tienen que ver con algunas sensaciones en nuestro organismo, que generan malestar. Lo más común es experimentar sensación de nerviosismo, respiración acelerada, latidos del corazón acelerados, sudoración o temblor, aunque también pueden darse otros síntomas más psicosomáticos, como puede ser un mareo, un dolor de cabeza o de estómago, sin que haya un problema físico aparente.


A nivel cognitivo, si experimentas ansiedad tendrás pensamientos negativos, de anticipación del futuro o de aspectos negativos sobre ti mismo, por ejemplo. También otros síntomas están relacionados con la dificultad para concentrarnos, la confusión o la irritabilidad.


A nivel emocional podemos sentir tristeza, enfado con nosotros mismos, frustración, decepción, o un montón de sentimientos o emociones negativas.


Finalmente, existen síntomas que tienen que ver con el comportamiento. Esto suele ser escapar de una situación que nos genera ansiedad o evitarla totalmente. Por ejemplo, si te da ansiedad ir a un centro comercial, seguramente evites ir, o acabes escapando si estás allí.


Si quieres saber más sobre esto puedes leer nuestro artículo sobre  síntomas de la ansiedad.


¿Qué es la paranoia?


La paranoia es un  trastorno mental  en el cual la persona siente una desconfianza enorme hacia otras personas, lo que habitualmente le hace aislarse progresivamente de la sociedad. Esta desconfianza guarda la idea de que las otras personas intentan hacernos daño a propósito. Se trata de síntomas psicóticos pero, no son ideas extrañas o alucinaciones, sino ideas que podrían ser reales (aunque no lo sean).


Todos desconfiamos a veces del resto y esto puede ser útil a la hora de estar en sociedad. Sin embargo, si esta desconfianza interfiere en nuestro funcionamiento psicosocial, puede convertirse en un problema.


El término paranoia no se utiliza en el ámbito clínico actualmente, sino que es un sinónimo del llamado trastorno delirante.


La paranoia puede ser de diferentes tipos, según el contenido del delirio. Por ejemplo, el celotípico (por el que la persona cree que su pareja le está siendo infiel), el persecutorio (por el cual la persona siente que alguien le está persiguiendo para hacerle daño), o el eratomaníaco (donde la persona siente que alguien superior está enamorado de ella), entre otros.


Síntomas de paranoia


Lo más destacable de la paranoia o trastorno delirante son los delirios o ideas de desconfianza. Estas ideas no tienen una base real u objetiva, pero tampoco son ideas raras o extrañas.


Se postulan diferentes subcategorías en la paranoia, como pueden ser las sensibilidades interpersonales, la desconfianza, las ideas de referencia a uno mismo o las ideas de persecución (Bebbington et al, 2013).


Este síntoma esencial es el que después hace que aparezcan otros síntomas secundarios, como el aislamiento social o la ansiedad.


En líneas generales, podemos identificar la paranoia si la persona se ofende fácilmente y muestra desconfianza, no tolera las críticas y se siente atacado, piensa que cualquier cosa que otros digan o hagan está destinada a hacerle daño, es precavido, reservado o hipervigilante ante lo que pueda ocurrir, muestra agresividad o está a la defensiva, se siente perseguido o cree en teorías conspirativas.


Estas ideas en sí misma les lleva a tener determinados comportamientos que efectivamente pueden hacer que sus ideas se vuelvan realidad y "comprueben" así sus sospechas, aunque en verdad se trata de un profecía autocumplida y no de una realidad de antemano.


Diferencias entre ansiedad y paranoia


La ansiedad y la paranoia son trastornos psicológicos diferentes. No obstante, la ansiedad puede ser un síntoma dentro del trastorno delirante. Esto nos hace pensar que en determinadas ocasiones se pueden confundir los términos.


También muchas personas asumen que tener síntomas de ansiedad significa estar paranoico, porque en la sociedad a veces se entiende que la paranoia son esos síntomas ansiosos sin una causa física aparente que los desencadene. Sin embargo, los síntomas ansiosos son adaptativos y normales ante situaciones de estrés y la paranoia suele ser una situación estresante para la persona, por lo que suele llevar asociado síntomas ansiosos.


En la ansiedad los síntomas cognitivos o de pensamiento generalmente tienen que ver con una preocupación de que ocurra algo negativo. En el trastorno delirante los síntomas cognitivos son ideas de desconfianza hacia el resto.


Ambos trastornos comparten otros síntomas comunes, como los emocionales (tristeza, decepción...). También aparecen síntomas comportamentales de evitación o escape en ambos. Por ejemplo, si te preocupa hacer el ridículo puedes evitar estar en un entorno social, pero también puedes evitarlo si tienes una idea delirante como que el resto va en tu contra. Sin embargo, las causas de este comportamiento son diferentes y los matices marcan la diferencia.



Referencias


Delgado, E., De la Cera, D., Lara, M. F., & Arias, R. M. (2021). Generalidades sobre el trastorno de ansiedad. Revista Cúpula, 35(1), 23-36.


Munro, A. (1999). Delusional disorder: Paranoia and related illnesses.


Bebbington, P. E., McBride, O., Steel, C., Kuipers, E., Radovanoviĉ, M., Brugha, T., ... & Freeman, D. (2013). The structure of paranoia in the general population. The British Journal of Psychiatry, 202(6), 419-427.


Fenigstein, A. (2001). Paranoia. In The Disorders (pp. 301-310). Academic Press.


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