Sonia González
Directora y Psicóloga en Psyfeel
Blog>Sexualidad>Focalización sensorial
Una disfunción sexual se refiere a cualquier problema que se de en las relaciones sexuales y que dificulte que uno o ambos miembros de la relación disfruten con plenitud del acto sexual. Las disfunciones sexuales pueden aparecer en cualquier momento de las fases de la relación sexual y en cualquiera de los miembros de la pareja. No obstante, hay que tener en cuenta que, cuando existe un problema sexual, a veces puede considerarse como un problema de pareja y no individual.
Las causas de los problemas sexuales pueden ser muchas, normalmente no existe una única causa. A menudo se descarta cualquier problema físico antes de entrar en la terapia psicológica. A nivel social y psicólogico muchos aspectos pueden influir en que se desarrolle el problema: experiencias sexuales desagradables o insatisfactorias en el pasado, ideas erróneas o mitos sobre la sexualidad, presión social, falta de educación sexual o de conocimiento de uno mismo o del otro, problemas de pareja, conductas erróneas durante la relación sexual, entre otras.
Las disfunciones sexuales más comunes tienen que ver con los problemas de erección o la eyaculación precoz en el hombre y con el vaginismo o la anorgasmia femenina en la mujer.
La focalización sensorial se utiliza en casi todos los problemas de disfunción sexual y suele ser el eje principal de la intervención sexual. Es una técnica propuesta inicialmente por Masters y Johnson (1970), con el objetivo de enseñar a los miembros de la relación sexual a que identifiquen o sean más conscientes de sus sensaciones corporales y las de su pareja.
En el acto sexual muchas veces cometemos el error de centrarnos en el coito, dejando de lado el resto de sensaciones de excitación, que también forman parte de la relación sexual. Por ello se pretende desarrollar la sensibilidad con la pareja, para conseguir una mayor satisfacción y comodidad estando con el otro.
La focalización sensorial es una parte del tratamiento para una disfunción. Es una técnica que puede utilizar cualquier persona, pero habitualmente suele requerir de la instrucción de un profesional en el problema particular. Dependiendo del problema sexual que tengamos, la focalización sensorial tendrá que comenzar desde un punto en específico o tendremos que avanzar más o menos despacio.
En líneas generales, la focalización sensual o sensorial consiste en realizar episodios de exploración o caricias por el cuerpo, de forma individual o con contacto con el otro, y de forma progresiva. A veces se establecen determinadas prohibiciones en un principio, como tocar algunas zonas.
Esta técnica no solo ayuda a disfrutar y a conocernos más a nosotros y al otro, sino que ayuda a reducir la ansiedad o la predisposición que podemos tener en las relaciones sexuales, en base a la disfunción.
La pareja debe elegir dos momentos en el día en los cuales puedan llevar a cabo el ejercicio. En estos dos momentos deben estar tranquilos, sin presiones ni prisas, alejando las preocupaciones y centrándose solo en este momento.
Para la técnica los miembros de la relación deben estar solos y completamente desnudos. Por turnos, deben recorrer el cuerpo del otro, palparlo y acariciarlo. Para ello hay que centrarse en el otro, en las preferencias que pueda tener y en las sensaciones más placenteras. El objetivo de esta fase no es excitarse, sino reconocer el cuerpo del otro y aportar sensaciones agradables para ambos. Por ello, en esta primera fase se prohíbe explícitamente tocar las zonas genitales y los pechos de la mujer.
Después de realizar el ejercicio los días que sean convenientes para conocer al otro y a nosotros mismos en la sensualidad, es procede a la fase de focalización genital. En este momento las caricias se realizan también zonas más genitales o sexuales. Es importante no centrarse solo en estas partes.
En esta fase tampoco queremos conseguir la excitación, sino el conocimiento propio y del otro. Esto también favorece la confianza, la intimidad y que exista comunicación en la pareja. Podemos indicarle al otro qué sensaciones corporales nos resultan más gratificantes y de qué forma podemos acariciar para conseguir este efecto.
Aunque no se pretenda conseguir la excitación, es muy probable que en esta fase aparezcan algunas respuestas como la erección o la lubricación vaginal, que a lo mejor anteriormente no aparecían.
Aunque la focalización sensorial es un ejercicio que todos podemos hacer en nuestras relaciones sexuales para conseguir la máxima satisfacción, hay que tener en cuenta que, cuando existe una disfunción sexual, en la mayoría de casos es necesaria la terapia de sexología.
Un psicólogo o un psicólogo especialista en sexología es lo adecuado para llevar a cabo esta terapia.
También hay que tener en cuenta que la focalización sensorial es solo una fase o una técnica de la terapia sexual y que en ningún caso realizar este proceso de forma independiente sustituye a la terapia psicológica. Habitualmente, para problemas específicos se requiere luego de otro tipo de técnicas. Por ejemplo, en la eyaculación precoz en el hombre suele utilizarse la técnica de compresión o la de parada y arranque.
Masters, W.H. y Johnson, V.E. (1970) Human sexual inadecuacy. Boston: Little Brown