Sonia González
Directora y psicóloga en Psyfeel
Dependiendo de la persona, los nervios pueden desencadenarse por diferentes motivos. Comúnmente suele estar relacionado con el miedo al fracaso o a hacer el ridículo. Jugar un partido significa exponerse antes los demás y esto algunas personas no lo llevan muy bien. Este miedo suele ser irracional, pero la persona no puede evitar sentirse así en estas situaciones. Si tienes este miedo, seguramente no sepas exactamente qué es lo que te preocupa que pase, pero en general sentirás que hacer el ridículo o hacer las cosas mal durante el partido sería una situación terrible que no quieres vivir.
También los nervios pueden venir de algunas presiones sociales o familiares. Es decir, miedo a decepcionar a los demás. A lo largo de nuestra vida ponemos o nos ponen ciertos listones que tenemos que alcanzar, la posibilidad de no llegar a este punto puede generar mucha tensión y ansiedad. Esto también aparece en el caso de que seas un futbolista con mucha responsabilidad o que los demás o tú mismo tengáis muchas expectativas puestas en tu éxito o en el partido.
Todo ello también puede estar ligado a la autoestima. Es posible que tengas baja autoestima o falta de confianza en ti mismo a la hora de conseguir tus objetivos.
La ansiedad es una reacción normal ante una situación estresante o peligrosa. Biológicamente tenemos este mecanismo de defensa personal, que nos ayuda a sobrevivir en situaciones complicadas o que se escapan de nuestro control. Ante una situación peligrosa nuestro organismo tiene que activarse, para poder adaptarse. Por ejemplo, si fueras una cebra y a lo lejos vieras un león, tendrías que activarte para poder salir corriendo y sobrevivir. No obstante, cuando la ansiedad aparece ante situaciones que no son peligrosas o que no deberían generar un estrés tan intenso, puede convertirse en un problema difícil de sobrellevar.
Un partido de fútbol no es una situación peligrosa, pero sí que podemos encender la alarma en base a todos estos miedos o inseguridades, porque no podemos controlar todo lo que ocurre o puede ocurrir durante el partido.
Si tienes ansiedad y preocupación antes de jugar un partido, es posible que también tengas nervios ante otras situaciones sociales o de evaluación. Algunos futbolistas también experimentan ansiedad a la hora de exponerse a situaciones en las que se sienten evaluados, como una exposición en clase o un examen. También es posible que aparezcan los nervios en situaciones más cotidianas y sociales, como al hablar en grupo social, dar su opinión o “decir que no”.
Los síntomas de ansiedad no son diferentes a los que aparecen en otras situaciones de ansiedad.
En general, suelen aparecer cuatro tipos de síntomas. Los primeros están relacionados con sensaciones físicas: sudoración, temblor, taquicardia en el corazón, dolores de estómago o de cabeza, movimiento de manos y/o piernas, sensación de falta de aire...
Aparte de estos síntomas, suele haber otros síntomas cognitivos o de pensamiento. Es decir, preocupación por lo que vaya a pasar o incluso porque otros noten que estás nervioso en forma de pensamientos negativos o distorsionados. Al tener estos pensamientos paralelamente puede darse una disminución en la concentración, irritabilidad, debilitamiento o confusión, entre otros.
Igualmente, aparecerán emociones negativas, como el miedo o la tristeza, frustración o decepción con uno mismo.
Finalmente, suelen aparecer los llamados síntomas conductuales: evitar o escapar situaciones que generan esta ansiedad. En este sentido, es probable que si sientes esta ansiedad a la hora de jugar acabes evitando jugar o evitando la situaciones que dentro del partido te generen malestar, o que escapando de todo esto.
Controlar los nervios dependerá de la persona. Sin embargo, hay algunas pautas generales que pueden ayudarte a entender qué te ocurre y saber controlarlo.
Identifica cuál es tu miedo o cuál es el peligro que estás anticipando. No es lo mismo estar nervioso por miedo a fracasar, que por miedo a decepcionar o por baja autoestima. Para saber esto puedes hacerte algunas preguntas: ¿qué es lo peor que podría pasar en el partido?, ¿en qué estoy pensando antes y durante el partido?, ¿qué expectativas tengo sobre el partido?
Muchas veces el nerviosismo proviene de haber pensado de forma distorsionada. Y es que, por ejemplo, no podemos averiguar el futuro para saber qué va a pasar durante el partido, tampoco podemos adivinar el pensamiento de la gente, para saber qué es lo que piensa sobre nosotros o qué expectativas tiene. Otros pensamientos pueden estar relacionados con que nuestros éxitos no son suficientes o que si cometemos un error está todo perdido, entre otros. Generalmente, pensar de forma negativa te llevará a sentimientos negativos. De la misma manera, pensar de forma muy positiva también puede ser contraproducente, al crearnos expectativas poco realistas.
En algunas ocasiones las técnicas de relajación, como la técnica de respiración diafragmática, pueden ayudarnos a reducir los síntomas físicos de ansiedad. Con ello a su vez pueden disminuir los otros síntomas. Puedes saber más sobre las técnicas de relajación leyendo nuestro artículo sobre relajación para reducir la ansiedad.
El nerviosismo puede estar relacionado con sentimientos negativos sobre ti mismo. Aprender a entenderte y aceptarte puede ayudarte también a que los nervios no te jueguen una mala pasada durante los partidos. Puedes leer algunos ejercicios para mejorar la autoestima en este enlace (https://psyfeel.com/ejercicios-para-mejorar-la-autoestima)
Evitar o escapar de las situaciones solo hará que el miedo se incremente. Por ello, es importante que te expongas a lo que más ansiedad te genera, para aprender a controlar estos nervios y que la situación no te supere.
Si juegas para alzar tu imagen o para ganar es muy posible que tengas ansiedad antes de jugar. Jugar al fútbol puede ser placentero, puedes jugar para divertirte y no para competir contigo mismo o con el resto. Cambiar la perspectiva puede ayudarte a tomarte los partidos de otra forma.